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El sistema de vouchers educativos en Chile, explicado a fondo: un mecanismo similar al que propone Javier Milei en la Argentina

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Sistema de vouchers educativos, Javier Milei, candidato a presidente por La Libertad Avanza, planteó en sus propuestas de campaña que la forma de resolver la problemática educacional en la Argentina es con un sistema de vouchers educativos.

Sistema de vouchers educativos

En palabras del economista, «un voucher (asignado por el Estado al alumno) es un elemento por el cual vos podés pagar la educación donde se te da la gana. Solo lo podés usar en educación y te podés anotar en la universidad que quieras, sea de gestión estatal o privada». Dicho sistema, sostiene, «hace que las universidades compitan y la competencia genera que sean más eficientes».

Originariamente, el sistema de vouchers educativos fue creado en la década el 60 por el economista Milton Friedman y consiste en subsidiar la demanda (los alumnos) en lugar de la oferta (los establecimientos educativos). El mismo es utilizado de maneras similares, aunque con algunas diferencias, en SueciaChileNicaragua y Nueva Zelanda.

Sistema de vouchers educativos

Con el objetivo de conocer la experiencia de Chile con su sistema de educación, AIRE se comunicó con Osvaldo Corrales Jorquera, psicólogo y doctor en Psicología social, rector de la Universidad de Valparaíso y presidente del Consorcio de Universidades del Estado de Chile. El funcionario académico brindó detalles a fondo de la forma en la que se concibe a la educación superior en su país y el mecanismo de financiación que tienen los establecimientos públicos y privados.

Vouchers educativos en Chile: se financia a los estudiantes, pero el dinero va a las universidades

El primer punto a señalar a la hora de hablar sobre los vouchers en Chile es que, si bien el sistema financia a los estudiantes, estos no perciben el dinero directamente, sino que son las universidades las que lo reciben en base a la matrícula de alumnos que albergan.

«El sistema de subsidios a la demanda de Chile consiste en que el Estado dispone de una cantidad de recursos que asigna a las instituciones en función de su matrícula», explica Corrales Jorquera y clarifica: «Las instituciones reciben una cantidad de ingresos conforme a la cantidad de estudiantes que son capaces de matricular; mientras que los estudiantes tienen, en principio, libertad de elección y deciden en qué institución se matriculan».

Así, especifica que «el dinero no se le pasa a los estudiantes para que hagan lo que quieran, sino que se les pasa a las instituciones en función del número de matriculados que la institución tiene».

De esta manera, el sistema de vouchers supone dos movimientos. Primero, fijar tasas y aranceles para cada carrera: «El Estado fija tarifas de lo que está dispuesto a pagar para cada carrera de educación superior entendiendo, por ejemplo, que una carrera de medicina no cuesta lo mismo que dictar una de pedagogía». Segundo, constatar año a año cuántos estudiantes se matriculan en la carrera «de modo tal que el Estado procede a transferirle a cada institución por la cantidad de estudiantes que matricula en cada carrera».

Sistema de vouchers en Chile: el Estado no financia a todos los estudiantes

Otra cuestión a tener en cuenta del sistema de vouchers que se aplica en Chile es que el Estado no financia a la totalidad de los estudiantes, a diferencia de lo que dice Javir Milei sobre su propuesta: que será «para todos».

En ese sentido, Corrales Jorquera apunta que «el sistema chileno es diferente al actual de la Argentina porque no tenemos un ingreso universal a la educación superior, donde uno se matricula a la carrera que quiere. Nosotros tenemos un sistema más restringido porque aquí se da una Prueba de Acceso a la Educación Superior (PAES)».

Cuando se estableció el sistema de subsidio a la demanda, el Estado puso restricciones en la matrícula: «Hay una cantidad de cupos que el Estado financia y cada universidad tiene que informarle al Ministerio de Educación cuántos va ofrecer en cada carrera. Sólo se financia a aquellos que pertenecen al 60% más pobre de la población«, destaca el funcionario.

En cuanto al 40% de los estudiantes con mayores ingresos económicos, estos tienen dos posibilidades si quieren estudiar una carrera universitaria: pagarla o endeudarse. «Los que todavía (a pesar de estar sobre ese 60%) no tienen ingresos suficientes, pueden acceder a créditos bancarios para financiar su educación», indica el funcionario chileno y asevera: «No es un sistema de gratuidad universal, la gratuidad es sólo para el 60% más pobre de los estudiantes, mientras que el 40% restante se endeuda o lo paga».

Para ingresar a cursar una carrera universitaria, los aspirantes deben realizar las pruebas PAES.

Corrales Jorquera también hizo hincapié en que «en la Argentina, entienden a la educación superior gratuita y de acceso universal. En Chile es una educación superior gratuita para el 60% más pobre, pero que no es de acceso universal tampoco, porque aquí los estudiantes no estudian necesariamente lo que ellos quieren, estudian aquello a lo cuál pueden acceder en base a los resultados que obtienen en la prueba PAES«.

Cómo es el examen que hacen en Chile los aspirantes a una carrera universitaria

La Prueba de Acceso a la Educación Superior (PAES) se realiza dos veces al año y consiste en dos exámenes de carácter obligatorio: uno de lenguaje y otro de matemáticas básicas. Además, hay un conjunto de pruebas que son optativas, como de matemáticas avanzadas, historia y ciencias.

«Los estudiantes pagan un cierto monto para inscribirse y dar la prueba. Se inscriben en las dos principales y las optativas dependiendo la carrera», expuso el presidente del Consorcio de Universidades del Estado de Chile y ejemplificó: «Si quieren estudiar ingeniería, tienen que rendir la prueba de matemáticas avanzadas; si quieren estudiar medicina, tienen que dar la prueba de ciencias; si quieren estudiar humanidades, deben dar la de historia».

El proceso de acceso a la educación superior continúa dependiendo el puntaje obtenido y que analizará cada universidad en base a la ponderación que le da a cada prueba: «Por ejemplo, a la prueba de lenguaje le da un 40%, a la de matemática básica un 30% y también se ponderan las notas que obtuvo en la enseñanza media. Con ese puntaje ponderado, el estudiante postula a distintas universidades y se jerarquiza de conformidad con el puntaje. Entonces, las carreras que tienen mayor demanda, tienen puntajes de ingresos más altos que las carreras de menor demanda«.

«Una vez que el estudiante postula y queda en una carrera, dependiendo de si pertenece o no al 60% más pobre, el Estado lo financia. Hay una trazabilidad del estudiante, dónde se matricula y lo que hace, el sistema es centralizado, lo maneja la subsecretaría de educación superior. La subsecretaría sabe en qué universidad se matriculó cada estudiantes que dio la PAES y en base a eso, a los cupos autorizados a esa universidad para ese año y a los aranceles que cada carrera tiene, se entrega el subsidio del estudiante a la universidad».

Sistema de vouchers en Chile: ¿se mercantiliza la educación?

El presidente del Consorcio de Universidades del Estado de Chile explicó también cuánto tiempo de financiación otorga el sistema de vouchers implementado en su país: «No financia a los estudiantes para siempre», aclara el funcionario que se explaya contando que el Estado financia la duración teórica de las carreras.

«Si una carrera dura cinco años, al estudiante se lo financia durante cinco años, por lo tanto la gratuidad se pierde finalizado ese periodo», remarca y añade: «No es que un estudiante pueda estar estudiando permanentemente una carrera y otra. El estudiante sólo puede estudiar una carrera y durante el año que dure. En caso de atrasarse, la universidad puede cobrarle un porcentaje del arancel».

Corrales Jorquera comenta sobre este último punto que «eso genera un incentivo a rebajar las exigencias académicas de modo que todos los estudiantes se titulen en ese tiempo o demoren lo menos posible en titularse», entonces «la idea de que fomenta la competencia no es necesariamente así, porque una de las formas en que el sistema reacciona es forzando la aprobación o rebajando las exigencias para que los estudiantes aprueben. No pasa en todos los casos, pero se genera ese estímulo que es una respuesta posible».

De esa manera, formuló el funcionario, «los centros de investigaciones o de producción de conocimiento son actividades que quedan en un plano totalmente secundario», ya que comienzan a «proliferar universidades que son meramente docentes y que no son capaces de cumplir todas las funciones que tiene una universidad que son la investigación y la extensión universitaria, el desarrollo de la cultura y las artes».

Sistema de vouchers en Chile: las distorsiones del mercado educativo

Al tratarse de un sistema donde se fomenta la competencia entre universidades que buscan rentabilidad, se produce la aparición de «universidades docentes de alta demanda y algunas carreras como las vinculadas a las humanidades, a las artes o a las pedagogías empiezan a perder importancia y las universidades empiezan a cerrarlas porque dejan de ser rentables», refirió Corrales Jorquera.

«El criterio de rentabilidad pasa a ser más importante que el valor social de una carrera o el aporte que una cierta disciplina hace al desarrollo de una sociedad y así se producen distorsiones de mercado», advirtió e ilustró: «Una carrera que pueda estar de moda pasa a titular una gran cantidad de gente y eso tiene un impacto sobre la empleabilidad porque se forman más profesionales que los que requiere una cierta disciplina, pero las universidades se centran en ellas porque son más rentables debido a que es la que se elige y el Estado financia».

Producto de la instauración del sistema y a las facilidades (desregulaciones) para abrir establecimientos educativos, empezaron a proliferar las universidades privadas en Chile. «Actualmente hay más de 60 universidades para una población de 19 millones de habitantes. Es decir, la misma cantidad de universidades que tiene España con casi 50 millones de habitantes», comparó Corrales Jorquera.

«La mayoría de esas universidades son universidades sólo dan docencia de pregrado que es lo que el Estado financia y dan docencia masiva. También hacen economía de escala para obtener la mayor rentabilidad posible y eso no es que se traduzca en una mejora de la calidad de educación. Al revés, empieza a traducirse en una disminución de la calidad de educación», afirmó.

A raíz de ello, Chile incorporó una serie de regulaciones sobre el mercado de la educación. Por ejemplo, estableció un mecanismo para impedir el lucro en la educación, impuso sistemas de acreditación para garantizar la calidad de las instituciones de educación superior y creo una superintendencia a cargo de los recursos y que estos sean utilizados sólo en cuestiones que tengan que ver con la docencia.

Sistema de vouchers en Chile: la privatización de la educación y la competencia por los estudiantes y docentes

Finalmente, Osvaldo Corrales Jorquera consignó que el sistema de vouchers «disuelve a la educación pública como concepto» y «tiende a la privatización de la educación y a la constitución de un mercado». 

En ese contexto, por ejemplo, los docentes de los establecimientos privados no tienen una fijación de salarios y cada universidad «les paga a sus académicos de conformidad con sus propias normas y estándares» produciendo otro mercado que es el de los académicos. «En Chile, el sistema de vouchers ha supuesto, al final del día, que compitamos por estudiantes y por académicos«, concluye el presidente del Consorcio de Universidades del Estado de Chile.

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