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Tecnoestrés: cómo impacta el uso excesivo de la tecnología en nuestra salud mental

SCALDIA
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Vivimos con el celular en la mano, con la TV y la computadora encendidas, con cargadores de todo tipo en nuestros bolsos y mochilas, con decenas de dispositivos móviles en todos sus formatos y que, cada vez más, se van apropiando de nuestro tiempo y nuestras vidas. No hay dudas de que el mundo ha cambiado desde la llegada de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), que han modificado por completo nuestros intereses y rutinas. Vivimos conectados, como si se tratase de una extensión del cuerpo, a un mundo virtual que poco a poco nos arrastra más hacia la dependencia y el fanatismo. La realidad es que el uso excesivo de las tecnologías puede influir de manera negativa en la personalidad y autoestima de los usuarios. Ser o no ser adicto puede derivar en un problema común: el “tecnoestrés”.

Ese término se refiere a una “enfermedad de adaptación, el impacto negativo que tiene el uso de las tecnologías en una persona”, según una definición aportada por Juana Patlán, profesora de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México. Para la especialista, el tecnoestrés es un tipo de estrés laboral provocado por la exposición continuada al uso de nuevas tecnologías de información y comunicación, y está causado por la “incapacidad para gestionar de manera saludable las TIC”: “En realidad, el uso de las TIC por sí mismas no genera tecnoestrés. Son muchos factores los que intervienen, ya que hay personas que no tienen habilidades para manejarlas, no cuentan con una buena capacitación y eso influye en su personalidad, autoestima y autoeficacia”.

De acuerdo con el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, alrededor del 52% de los usuarios de Internet en el planeta padece algún tipo de conducta adictiva relacionada al uso de dispositivos tecnológicos o a los hábitos de uso de Internet y redes sociales. Los efectos que el tecnoestrés puede generar en una persona son principalmente “ansiedad, dolores de cabeza y musculares e irritabilidad”, señaló Patlán.

Alrededor de 7.830 millones de personas tienen actualmente acceso a Internet en el mundo. El informe Digital 2021 realizado por We Are Social y Hootsuite reveló que se han experimentado notables niveles de crecimiento en el último año en lo que respecta al número de usuarios de Internet en el planeta: el 59,5% de la población mundial ya accede a Wi-fi.

En la actualidad, la tecnología puede ser un aliado o convertirse en un problema que afecta la salud de las personas. El psiquiatra norteamericano Craig Brod, acuñó el término tecnoestrés para referirse a esta problemática mundial. Para él, los principales efectos negativos del uso excesivo de la tecnología son: ansiedad, fatiga y aislamiento social. La dependencia tecnológica también tiene como resultado altos niveles de estrés.

Para él, la invasión diaria de correos electrónicos, información excesiva en páginas web, redes sociales, las llamadas telefónicas fuera del horario de trabajo, están generando problemas psicosociales y emocionales. El teletrabajo y el homeoffice se implementan cada vez más en el mundo, lo que hace que se nos haga más difícil desapegarnos del celular o las computadoras.

Con Bienestar habló sobre este problema global con la psicóloga Ana María Fusaro (M.N. 60.808), que especificó: “Al estrés que causa hoy la tecnología hay que dividirlo en tres partes: para los adultos que están trabajando, es una alerta permanente que les quita energía a las personas, les puede provocar dispersión y falta de concentración. El impacto de la sobreinformación que los usuarios reciben por distintas apps y en simultáneo, ocupa un espacio y un tiempo en la psiquis del sujeto que hace que se disperse de sus tareas habituales. Otro problema que afecta a los adultos en lo que refiere a la tecnología es el tema de la memoria. La dispersión hace a la falta de concentración, empobrece la productividad y eso genera frustración y enojo, todos elementos de estrés negativo. El tercer punto, es que se recibe información que no es necesaria, lo que es una fatiga y genera más problemas para la memoria de trabajo”.

En ese sentido, aclaró que otro de los temas es el problema social. “Hay muchos memes, publicidades y reuniones sociales donde se puede observar a cada una de las personas con su celular. La comunicación interpersonal (o cara a cara) es cada vez más pobre. El diálogo cae y las relaciones afectivas se empobrecen. Se llega a reemplazar el encuentro físico por modalidades virtuales como los mensajes de WhatsApp, emoticones, Facebook e Instagram, pero no hay presencia humana. Eso genera estrés porque las personas, al dejar de socializar, pierden momentos de relax en compañía. El dejo de afectividad es un tema que también afecta a la población actual”.

Respecto a qué consecuencias puede haber en la salud mental de las personas, la especialista concluyó: “La falta de afecto y socialización por el uso excesivo de las tecnologías, puede provocar ansiedad, angustia y fobias como ataques de pánico, entre muchas otras”.

Tips para evitar el tecnoestrés

  • Ponernos un horario para el uso de los dispositivos móviles y respetarlo a rajatabla.
  • Poner reglas en las reuniones con nuestro familiares y amigos. Acordar no usar los dispositivos durante el encuentro.
  • Evitar los dispositivos móviles antes de irnos a dormir.
  • Tomarnos recreos diarios de las pantallas que nos permitan hacer cosas distintas.
  • Hacer uso disciplinado y moderado de la tecnología.

Subtipos de tecnoestrés

  • Tecnoansiedad: Cuando las personas no son capaces de afrontar los recursos necesarios.
  • Tecnoadicción: Cuando se produce una necesidad incontrolable de usar las TIC.
  • Tecnofatiga: Cuando el uso continuado de las TIC provoca un cansancio físico y mental que da lugar a sentimientos de incompetencia en los usuarios.
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