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El «elijo creer» en Javier Milei, el limbo político de Patricia Bullrich y la mochila de Sergio Massa

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Limbo político de Patricia Bullrich, Javier Milei apenas obtuvo el 30% de los votos durante las Paso del domingo 13 de agosto, lo que representa que tan solo lo eligieron dos de cada diez argentinos en condiciones de votar. Sin embargo, Javier Milei actúa y es tratado -dentro y fuera del país- como si ya se hubiese convertido en el futuro presidente de la Argentina.

Limbo político de Patricia Bullrich

Desde el preciso momento que en que cerraron las urnas, su nombre comenzó a resonar con fuerza. La perplejidad se adueñó del bunker de Juntos por el Cambio, donde la puja entre Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta pasó a un segundo plano. Lo mismo sucedió en el campamento de Sergio Massa, mientras observaban cómo el peronismo realizaba la peor elección de su historia.

Limbo político de Patricia Bullrich

Pocas horas después del triunfo, Milei recorrió algunos de los medios periodísticos más influyentes del país para explicar cuáles serán las principales medidas que piensa implementar desde la Presidencia y de qué manera planea llevarlas adelante.

Desde el Fondo Monetario Internacional se organizó una rápida reunión virtual para conocer de primera mano al candidato y escuchar sus ideas.

¿Cómo es posible que un hombre elegido por apenas dos de cada diez argentinos en condiciones de votar, se haya fortalecido de esta manera luego del domingo 13 de agosto?

Este escenario, aparentemente incoherente, no es fruto de la casualidad. Es que, más allá de lo que indiquen las matemáticas, lo cierto es que la sociedad argentina colocó a Milei en el centro de la escena política. No solo por la sorpresa que generó el hecho de ser el precandidato más votado, sino por la brutal debilidad de los otros dos candidatos frente a los que deberá dirimir las próximas elecciones.

Patricia Bullrich, en el peor de los escenarios

La candidata de Juntos por el Cambio, Patricia Bullrich, parece haber ingresado en una suerte de cono de sombras. Y en política, el ninguneo suele ser el peor de los escenarios.

Las evidencias en este sentido son claras. Sergio Massa se muestra decidido a enfocar su discurso en el miedo a Javier Milei; Javier Milei se presenta como la antítesis del kirchnerismo; y Patricia Bullrich corre el riesgo de quedar atrapada en un limbo político mientras otros dirimen dónde está el cielo y quién encarna el infierno.

Si Bullrich ataca con dureza a Milei, corre el riesgo de replicar el discurso de Sergio Massa. Si enfrenta abiertamente a Massa, Javier Milei tiene el camino allanado para convencer a quienes no fueron a votar en estas Paso de que, inclinarse por «la casta» personificada en los otros dos contrincantes, es elegir más fracaso.

Como si este escenario no fuese lo suficientemente complejo para Bullrich, Javier Milei acaba de anunciar que le ofrecerá a Mauricio Macri el cargo de «representante de la Argentina» en el mundo: “Si soy presidente, Macri tendría un rol destacado como representante de la Argentina. Sería una figura por encima de Cancillería y demás… un representante del país, no sé cómo se define, habría que crear la figura, pero creo que es alguien que puede abrir mercados”.

El problema para Bullrich no es que Milei le ofrezca públicamente este roll a Macri. El problema para la exministra de Seguridad del macrismo, es que Mauricio Macri no salió inmediatamente a rechazar el ofrecimiento.

A estas alturas de las circunstancias no se entiende a qué está jugando el expresidente. Pero de lo que no hay dudas, es que cuanto más se prolonga su silencio, más debilita a Patricia Bullrich y a Juntos por el Cambio.

Sergio Massa, candidato y administrador de una crisis colosal

Las dificultades de Sergio Massa son claras. Integra un gobierno que parece en retirada. Con un presidente que hace tiempo dejó de conducir al país, como Alberto Fernández. Con una jefa política desaparecida y que no lo representa, como Cristina Fernández. Y con una economía destrozada, que intenta manejar desde un Ministerio que solo aspira a administrar la crisis para evitar que la situación social explote.

Revertir esta situación en apenas 60 días parece poco menos que improbable. Sin embargo, Sergio Massa hará el intento. Luego de confirmar que seguirá siendo ministro de Economía, la estrategia electoral del oficialismo parece definida: todos los cañones apuntarán contra Javier Milei.

Este viernes, el candidato a vicepresidente de la Nación, Agustín Rossi, dijo que «de lo que se conoce de Milei, todo es peligroso. Es un peligro para la sociedad argentina, para la democracia argentina».

En el programa Creo, que se emite cada mañana en AIRE, calificó de «improvisado» al libertario, afirmó que «antes del domingo decía cualquier verdura y ahora tiene que empezar a explicarlas; comienzan a hacer agua esas consignas y empieza a decir cualquier cosa».

«A Milei lo votaron pocos por sus propuestas. Fue un voto descarte porque está claro el fracaso del gobierno macrista durante cuatro años de gestión y está claro que, por diferentes circunstancias, nosotros no pudimos dar las respuestas que hubiésemos querido dar en 2019. Y entonces, un sector de la sociedad dijo ‘si con estos no funcionó’, pruebo con algo nuevo», agregó.

Rossi se esforzó en resaltar que el año que en 2024 ingresarán al país miles de millones de dólares que se perdieron por la sequía y que el gasoducto Néstor Kirchner permitirá ahorrar entre 4.000 y 6.000 millones de dólares.

El problema para el oficialismo es que, probablemente, este viento de cola llegue demasiado tarde para sus intenciones de mantenerse en el poder.

El «Elijo creer» del kirchnerismo, cambió de dueño

Quizá sea cierto lo que dice Agustín Rossi cuando sostiene que pocos votaron a Milei por sus propuestas económicas. Sin embargo, lejos de representar una debilidad para el candidato, todo indica que este factor es lo que lo termina empoderando de cara a las elecciones de octubre.

Gran parte de quienes lo votaron insisten en que buscan algo distinto a lo conocido hasta ahora. Y lo diferente es, sin lugar a dudas, Javier Milei.

El kirchnerismo se enfrenta a situaciones inéditas en sus dos décadas de existencia: dejó de representar un factor de cambio para gran parte de los jóvenes que, descepcionados, salieron en busca de una nueva alternativa; y perdió la capacidad de convencer a los más pobres de que sus recetas podrán ofrecerles un futuro mejor.

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