La misión DART (Double Asteroid Redirection Test o Prueba de Doble Redirección de Asteroide) de la NASA en colaboración con la Agencia Espacial Europea es una prueba de tecnologías para prevenir un impacto de un asteroide peligroso en la Tierra y hoy finalmente fue despegó con éxito en un cohete SpaceX Falcon 9 desde la Base Espacial Vandenberg, en California, Estados Unidos.
Aunque es poco probable que un objeto cósmico choque contra nuestro planeta en un futuro cercano, en evento como ese podría ser devastador, por lo que contar con una estrategia es clave.
En este caso, la misión DART tiene como objetivo un asteroide binario (binario porque está compuesto por dos asteroides que se orbitan mutuamente) cercano a la Tierra que en si mismo no representa ninguna amenaza. Se trata del primer intento de desviar un asteroide con el propósito de aprender a proteger la Tierra cambiando ligeramente su órbita.
El más grande de los dos objetos es Didymos, que mide alrededor de 780 metros de ancho, mientras que su compañero más pequeño, Dimorphos, mide alrededor de 160 metros de ancho y es un tamaño más tipico de los asteroides que podrían representar una amenaza significativa más probable para la Tierra.
La nave espacial DART logrará su desviación chocando deliberadamente contra el asteroide más chico, Dimorphos, a una velocidad de aproximadamente 6,6 km/s, con la ayuda de una cámara a bordo (llamada DRACO) y un sofisticado software de navegación autónoma. La idea es que este «impacto cinético» —como lo llaman— le haga cambiar su trayectoria, similar a cuando chocan dos bolas de billar, para evitar el choque.
Al momento, la NASA sostiene que no se conoce ningún asteroide peligroso en los próximos 100 años (el asteroide conocido de mayor riesgo es el 2009FD, que tiene menos de 0,2% de probabilidades de chocar contra la Tierra en el año 2185), pero los expertos prefieren ser precavidos y estar listos para una amenaza real, por lo que vienen trabajando en esto desde
En cuanto al lanzamiento de hoy, se calcula que el impacto ocurrirá a fines de septiembre de 2022, cuando el sistema Didymos se encuentre a 11 millones de kilómetros de la Tierra y se puedan hacer observaciones con telescopios terrestres y radares planetarios para medir los cambios que vayan a producirse.