Día del trabajador: nada para festejar y mucho para reclamar

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Día del trabajador – Este 1° de mayo encuentra a la Argentina, y en especial a los trabajadores, en una situación más que crítica, mientras la CGT actúa como una “pata” de sostén del gobierno nacional y no como una representación de los trabajadores ante el Estado y las patronales.

Casi sin dólares en el Banco Central, agravado por una extensa sequía, con una deuda pública que crece mes a mes, con tipos de cambio oficiales y alternativos de “varios colores”, la inflación avanza sin pausa, en especial en la canasta alimenticia, golpeando con más intensidad a los asalariados. 

La actividad económica pudo superar el pozo de la pandemia, pero la participación de los trabajadores en el valor de la producción (facturación de las empresas) se deterioró por encima del retroceso sufrido durante el gobierno de Mauricio Macri

La recuperación de la actividad económica luego de la pandemia (con tasas de crecimiento del 10,4% en 2021 y del 5,2% en 2022) fue acompañada del avance del empleo no registrado, con salarios más bajos, y del cuentapropismo informal, lo que se ha traducido en una mayor precariedad laboral y mayores índices de pobreza incluso entre los que están ocupados y registrados. 

El empleo que más creció, tanto en 2021 como en 2022, fue el de los asalariados no registrados. Luego del desplome en 2020 por la pandemia y cuarentena, en 2021 los puestos de trabajo formales crecieron el 4,4%, cuando los de los asalariados no registrados crecieron más del doble (10,4%), al pasar de 4.486.000 a 4.975.000. 

En 2022, los puestos laborales avanzaron el 5,8% y los de los asalariados no registrados avanzaron más del doble: sumaron a fines del año pasado el récord de 5.613.000, una suba del 12,9%, equivalente a 641.000 puestos laborales.

El trabajo precarizado, como el que realizan los cadetes de las aplicaciones, es uno de los signos de esta época.
El trabajo precarizado, como el que realizan los cadetes de las aplicaciones, es uno de los signos de esta época.

Por su parte, de una participación de la masa salarial equivalente al 51,8% del PIB en 2016, se llegó al 46,3% en 2019 y bajó al 44,9% en 2022. 

“En la actualidad, el estancamiento económico, la caída de la productividad y la escalada inflacionaria, constituyen condiciones aún más difíciles para la mejora de los salarios. La actividad económica mostró un crecimiento del 5,2% en 2022. Pero a pesar de la fuerte recuperación económica que tuvo lugar ese año, y el año previo, el nivel de actividad se ubicó apenas 0,5% por encima del que tenía en 2015”, señala el último Informe de Cifra (Centro de Investigación y Formación de la República Argentina). 

Por la sequía, la mayor inflación, la escasez de dólares que está llevando a restringir aún más las importaciones, afectando el ingreso de insumos y repuestos para mantener activas las líneas de producción, más las especulaciones con los dólares alternativos, se estima que en 2023 la actividad tendría un crecimiento nulo e incluso podría ser negativo. 

“La continuidad de ese crecimiento queda hoy puesta en duda ante la evidencia de una reducción del PIB en el último trimestre del año pasado, un estancamiento de acuerdo con los datos preliminares de inicios de este año y el recrudecimiento de la inflación, la escasez de reservas externas, la tensión cambiaria y el deterioro de los ingresos reales en la actualidad”, agrega Cifra

En materia laboral, la flexibilidad y precariedad del empleo son más que evidentes por el avance de la informalidad laboral y la reducción de los salarios reales. En tanto, la mayor inflación anticipa mayores índices de indigencia y pobreza. Con un agravante: el 15% de los asalariados registrados ya se encuentra en situación de pobreza

Con el 45%, la incidencia de la pobreza es más marcada entre los asalariados no registrados y los trabajadores por cuenta propia o independientes que no son profesionales. 

“La pérdida de poder de compra resulta sustantivamente mayor cuando se mide en alimentos, ante el mayor aumento relativo de los precios de estos bienes. La capacidad de compra de alimentos del salario promedio registrado en enero de este año resultó 5,4% menor que la de diciembre de 2019 y 23% inferior a la de diciembre de 2015”, asegura Cifra.

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