Alejandro Claudio Guerrero estaba preso en la Unidad 32 de Florencio Varela. El 4 de abril debía “reintegrarse” a uno de los pabellones evangélicos luego del beneficio de una salida transitoria tras más de cinco años de encierro. Al no regresar, se activó un pedido de captura por considerarse prófugo de la justicia.
Durante semanas, nadie supo de su paradero
Uno de sus compañero de las unidades de Varela y de la 9 de La Plata (donde había estado hasta noviembre pasado) vieron su estado de WhatsApp en el que apareció como la pareja de un excompañero del pabellón a quien la había conocido porque el hombre los presentó en el patio de visitas.

Alejandro Claudio Guerrero estaba preso en la Unidad 32 de Florencio Varela.
Luego, ella le había facilitado la dirección de su casa, y su pareja lo había aceptado, para que a Guerrero le dieran la salida transitoria y fijara allí su domicilio.
Luego de varios meses de búsqueda, se conoció que Guerrero había sido uno de los dos asaltantes que habían ingresado a robar a un campo de la Ruta 2, a la altura del Kilómetro 63, La Plata. Al parecer, los ladrones habían comenzado por reducir a una familia. Tenían un revolver calibre 38 y una pistola calibre 9 milímetros.

Uno de los hijos del matrimonio asaltado, en un descuido de los asaltantes, habría alcanzado a tomar una mancuerna y golpeó al menos tres veces a Guerrero en la cabeza. Antes de desvanecerse, el “Pastor” alcanzó a disparar. Le apuntó a Javier Gabutti, dueño de la propiedad. Lo hirió, pero está fuera de peligro.
El otro ladrón intentó huir, pero padre e hijo lo hirieron con un hacha, en el abdomen. También falleció. Fue identificado como Matías Hernán Barrionuevo, de 36 años, domiciliado en Villa Ballester, San Martín.
¿Cómo funcionan las salidas transitorias en la Argentina?
Las salidas transitorias son horas de libertad, un entretiempo entre la compleja vida carcelaria y la calle. Es un beneficio otorgado a personas cuyas condenas están próximas a cumplirse. Con el aval del servicio penitenciario y la autorización del juez competente de la causa, un interno/a puede cruzar las puertas del penal para encontrarse con sus seres queridos.
Hay quienes salen con cuidado policial, o bajo cuidado familiar. Otros incluso deben llevarse una pulsera con GPS. Pero en ciertos casos, como el de Natalia Iñiguez, el interno no posee control alguno al irse del penal. Se «confía» en su palabra y compromiso de retorno.