El sábado por la noche y la madrugada del domingo, un baile al aire libre en calle Güemes entre Alberti y Azcuénaga provocó indignación entre los vecinos. El evento, que incluyó la presentación de grupos musicales, se llevó a cabo con un acoplado de camión como escenario, sin ningún tipo de estructura adecuada que garantizara la seguridad de los asistentes.
Entre las principales quejas, los vecinos mencionaron el ruido excesivo, el corte de calles sin aviso, y la venta de alimentos como choripanes sin controles sanitarios. Estas irregularidades se sumaron a la preocupación por la falta de permisos municipales claros para el uso del espacio público y el corte de calles.
Ruta 2: un peligro latente
Uno de los aspectos más alarmantes del evento fue su proximidad a la Ruta 2, un lugar de tránsito constante. En videos difundidos por redes sociales, se observa a personas alcoholizadas bailando cerca de la ruta, lo que representó un riesgo tanto para los asistentes como para los conductores. Esta situación evidenció la falta de medidas preventivas para evitar accidentes en una zona tan peligrosa.
¿Presencia policial contratada o preventiva?
En algunos videos publicados en redes sociales, se puede ver a efectivos policiales en el lugar, pero hasta el momento no se ha confirmado si fueron contratados como adicionales o si estaban presentes únicamente en un rol preventivo. Este vacío de información ha generado malestar entre los vecinos, que exigen mayor transparencia en la gestión de estos eventos.
Críticas al gobierno municipal
El evento también reavivó las críticas hacia el gobierno local, al que vecinos calificaron como un «gobierno de pan y circo», acusándolo de organizar actividades sin cumplir con las normas básicas de convivencia, salubridad y seguridad. Señalaron que este tipo de eventos deberían realizarse en clubes o espacios habilitados, con instalaciones adecuadas, como baños y sistemas de control, para garantizar la seguridad y comodidad de los asistentes.
¿La ciudad que nos merecemos?
En medio del descontento, muchos residentes cuestionan si este nivel de improvisación y desorganización refleja verdaderamente “la Ciudad que nos Merecemos”. A la espera de explicaciones oficiales, el malestar crece mientras los vecinos exigen mayor control, planificación y responsabilidad en la organización de actividades públicas.
Por ahora, las autoridades municipales no han emitido un comunicado que aclare los permisos y condiciones en que se realizó este polémico evento, dejando más preguntas que respuestas entre los vecinos de la ciudad.