Por ANDRES GIMENEZ – A medida que se agotan las horas para la presentación de listas, la danza de nombres y cálculos estratégicos ha tomado un ritmo frenético. Los frentes con mayores certezas parecen ser Unidos para Cambiar Santa Fe y La Libertad Avanza, aunque las definiciones no han estado exentas de sorpresas y tensiones.
El primero en confirmar su candidato fue La Libertad Avanza, que apostó sin titubeos por el referente local Josué Mugna. Sin experimentos ni sobresaltos, los libertarios decidieron no innovar demasiado y aferrarse a una figura predecible.
Por otro lado, el equipo de Felipe optó por la fría lógica de los números y, sin aventuras con nuevos nombres, terminó inclinándose por Horacio Rigo. El exintendente, que estuvo a centímetros de la victoria en la última elección, sigue siendo la apuesta segura. A su candidatura se sumaría un sector del socialismo, pero —como ya es costumbre— sin incluir al vecinalismo de López.
En cuanto al vecinalismo, el debate no es sobre el proyecto, sino sobre el género del candidato. Definir si encabeza un hombre o una mujer parece ser la mayor de sus preocupaciones, mientras estudian a qué partido pueden rasguñar algunos votos. ¿El plan B? Disfrazar la lista con algo de «arte».
Pero si de conflictos hablamos, el oficialismo local se lleva el premio mayor. La llegada del «virrey» desató el malestar entre los peronistas que ya se habían imaginado encabezando listas. En juego está el lugar de la expresidenta del Concejo, que inicialmente debía ir en segundo lugar, pero todo dio un giro inesperado cuando la Dra. Lorena Luna, que contaba con el respaldo del gabinete municipal, y Julio Juárez, apoyado por la militancia, quedaron en segundo plano. El dedo de la estructura apuntó al Dr. Joel Sola, un abogado contratado por el municipio, sin carrera política pero con la bendición de Sergio Sasia.
Mientras el justicialismo hierve puertas adentro, algunos ya preparan listas por fuera, desafiando la estructura municipal. La consigna parece ser simple: hoy es hoy, y mañana puede ser cualquier cosa. Queda la incógnita de la lista que no busca una banca, pero sí negociar su cuota de poder con la política tradicional. Aún falta el último acto de esta obra, y todo puede cambiar antes de que baje el telón.