A pesar de haber solicitado prisión domiciliaria por ser madre de un niño menor de cinco años, la jueza Rosana Carrara desestimó el pedido. Ñañez fue esposada en la audiencia y trasladada a la Unidad Penitenciaria N°5 de Rosario, donde cumplirá condena mientras se evalúan los informes interdisciplinarios que definan la situación del menor.
Un pedido de perdón, diez años después
Por primera vez desde el crimen, Ñañez pidió perdón en voz alta, aunque nunca miró a la familia de Fernanda a los ojos. «Estaba de espaldas y lloró. Dijo que pide perdón todos los días», relató Silvia, madre de la víctima, quien debió retirarse de la audiencia por la conmoción.
El abogado Hugo Parma, representante de la familia Chicco, destacó que este fallo aún puede ser apelado, pero representa un avance significativo tras años de lucha judicial.
El crimen de Fernanda Chicco
El 15 de febrero de 2015, Fernanda, de 18 años, fue brutalmente asesinada en Ceres. Había regresado por el fin de semana largo para pasar tiempo con su familia. Fue citada por su ex pareja y, al llegar al lugar, se encontró con Karen Ñañez, quien la apuñaló con una tijera y la estranguló con alambre de púas. La agresora se llevó como trofeo un mechón de pelo y las ojotas de la víctima. Las cámaras de seguridad del lugar registraron todo.
Una década de dolor e impunidad
Tras el crimen, Ñañez se mudó a Rosario, cambió de identidad en redes sociales y llevó una vida aparentemente normal: estudió Medicina, trabajó en locales comerciales, practicó deportes e incluso fue madre.
Durante estos años, la familia de Fernanda, especialmente su amiga Alina Martoglio, impulsó la campaña «Justicia x Fer», visibilizando el caso en redes sociales y en medios de todo el país. Fue esa presión pública la que mantuvo viva la búsqueda de justicia.
Con la detención efectiva, la causa vuelve a ocupar el lugar que merece y marca un paso más hacia el cierre de una herida que marcó para siempre a la comunidad de Ceres.