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El cáncer de cuello de útero es «100% evitable», pero causa más de 2.000 muertes al año en Argentina

Fiona Gaitán
Fiona Gaitán
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Argentina es uno de los países con alto rango de incidencia de cáncer de cuello de útero. Este es el tercer tumor más frecuente entre mujeres en el país, después del cáncer de mama y el colorrectal -según los datos del Observatorio Global del Cáncer-. Se estima que por año se diagnostican alrededor de 5.000 casos y mueren más de 2.000 mujeres por la enfermedad. Con estos números, es la principal causa de muerte ginecológica. Pero se trata de una enfermedad que se puede prevenir en un 100% con un diagnóstico temprano gracias a la prueba de Papanicolau y con la vacuna contra el Virus del Papiloma Humano (VPH o HPV, por sus siglas en inglés) que se aplica hace 10 años en el país en menores de 11 años. La importancia de la concientización, en el marco del Día Mundial de la Prevención del Cáncer de Cuello Uterino que se celebra todos los 26 de marzo.

En diálogo con Aire Digital, la doctora santafesina Laura Lay, ginecóloga y obstetra, especialista en ginecología oncológica y mastología, médica del Instituto de Oncología Ángel H. Roffo -de Buenos Aires- y del Sanatorio Santa Fe -en la capital provincial- confirmó que en el país hay 23 nuevos casos de cáncer de cuello uterino por cada 100.000 habitantes por año. Y que, en relación a la mortalidad, esta enfermedad ocupa el quinto lugar como causa de defunción, y si se analiza la franja etaria de entre 35 a 64 años, sube al segundo puesto como causa de óbito por patología oncológica.

«En países en desarrollo, entre los que está incluido la Argentina, el primer cáncer ginecológico es el de cuello uterino; a diferencia de los países desarrollados donde el principal es el de endometrio, que está relacionado a hábitos de pacientes, como la obesidad», agregó la especialista. Y en esta línea explicó que en las provincias argentinas más pobres, la mortalidad de este cáncer y el diagnóstico de estadíos avanzados es mayor que en provincias ricas. Relacionó esto directamente a la falta de acceso a la salud, de recursos y educación.

El Pap es parte de los controles anuales que se deben realizar las mujeres anualmente entre los 25 y los 65 años, o bien a partir del tercer año de iniciadas las relaciones sexuales.

El Pap es parte de los controles anuales que se deben realizar las mujeres anualmente entre los 25 y los 65 años, o bien a partir del tercer año de iniciadas las relaciones sexuales.

«Nuestro flagelo es el cáncer de cuello uterino, que es 100% evitable», sentenció Lay. Detalló que se trata de una enfermedad de crecimiento lento asociada a la transmisión y adquisición de algún tipo de papilomavirus humano (HPV), que es mayormente de transmisión sexual, y que se puede detectar de manera precoz y efectiva con la prueba de Papanicolau (Pap) como una lesión precancerosa aumentando las posibilidades de cura. «Esa es la ventaja del cáncer de cuello uterino, a diferencia del cáncer de ovario por ejemplo que en el 80% se diagnostica en estadio 3 o 4 que es avanzado», comentó.

Detección precoz

El Pap es parte de los controles anuales que se deben realizar las mujeres anualmente entre los 25 y los 65 años, o bien a partir del tercer año de iniciadas las relaciones sexuales. Pero según el Indec, en Argentina el 30% de las mujeres de este rango etario no se lo realizó en los últimos dos años. Y la situación es aún más preocupante en el marco de la pandemia del coronavirus, donde las consultas bajaron de manera significativa. En la provincia de Santa Fe, según datos de la Agencia de Control del Cáncer, en 2020 se tomaron el 60% menos de muestras de Pap que en 2019. Y desde su experiencia profesional, Lay agregó que a raíz de la pandemia observan hoy más casos de pacientes con estadíos avanzados de la enfermedad, en comparación a años anteriores. El desafío hoy es que las mujeres no dejen de lado su control ginecológico.

«Cuando uno lo detecta en forma precoz, se detecta como lesión precancerosa que es un estadío inicial, y el pronóstico es mucho mejor. Para eso es que estamos diciendo a las pacientes que vengan a hacerse los controles porque de esta manera es 100% curable», indicó la profesional del Instituto Roffo. Recordó que las mujeres de 65 años o más que han tenido antecedentes de HPV, o lesiones relacionadas, deben seguir haciéndose los controles.

Las mujeres deben hacerse los controles porque, de esta manera, el cáncer de cuello de útero es 100% curable.

Las mujeres deben hacerse los controles porque, de esta manera, el cáncer de cuello de útero es 100% curable.

No obstante advirtió que el Pap tiene hasta un 20% de falsos negativos si las muestras no están tomadas en condiciones óptimas. «La paciente no tiene que haber tenido relaciones sexuales en las últimas 48 horas, ni estar menstruando. Incluso cuando tiene candidiasis vaginal, la muestra puede no ser representativa», detalló.

El cáncer de cuello de útero es el tercer tumor más frecuente entre mujeres en el país. Por año se diagnostican alrededor de 5.000 casos y mueren más de 2.000 mujeres por la enfermedad.

Existe un estudio complementario al Pap y que se suma a la detección de lesiones precancerosas o cáncer de cuello uterino que se llama colposcopía. Es un estudio de imágenes el cual permite observar acumulación de células. Al respecto Lay explicó que hoy muchos ginecólogos lo realizan juntos para «achicar el margen de falsos negativos», pero que normalmente las guías médicas internacionales lo indican ante anomalías en el primero. «Lo que se hace es colocar en el cuello el útero una sustancia que genera una reacción química que permite ver si existe acumulación y crecimiento de células, que es el estado previo a un tumor, entre otras características», agregó.

Sin embargo indicó que existe otro método de detección que es el test de detección de HPV, biología molecular, permite hallar la presencia de ADN del virus de HPV en las células de esta zona. «Se toma como un hisopado en el cuello del útero y la paciente lo siente igual que a un Pap. El tema es que es caro y en las guías de países desarrollados se incluye en la detección de cáncer de cuello de útero y si da negativo la paciente podría espaciar controles entre 3 a 5 años, tiene muchas ventajas; pero es tan caro que no está extendido como método de detección poblacional en un país como el nuestro», aclaró.

Tratamiento

En cuanto a los tratamientos de la enfermedad, Lay destacó que hoy las prácticas tanto quirúrgicas como de quimioterapia o rayos han avanzado mucho y son muy efectivas incluso en casos avanzados de la enfermedad, dependiendo del grado de extensión de la misma. «Los tratamientos han mejorado la sobrevida de los pacientes. Antes, cuando te diagnosticaban cáncer de cuello uterino y se operaba no se podía conservar el útero, hoy ya lo hacemos en los casos que deben cumplir una serie de criterios, pero hoy podemos conservar el útero extirpando el cuello y los ganglios. Esto hace unos 10 años que está estandarizado para conservación de la fertilidad.

Factores de riesgo

El HPV es un virus común: el 80% de las personas se contagian al menos una vez en algún momento de su vida, pero solo algunos producen infecciones persistentes que pueden provocar estas lesiones con el paso del tiempo. Como se trata de un virus de transmisión sexual, tener múltiples parejas sexuales es uno de los causantes. Y si bien la utilización de métodos de barrera, como el preservativo, disminuyen el contagio, Lay aclara que se puede contraer de todas maneras.

El HPV es un virus de transmisión sexual. Tener múltiples parejas sexuales es uno de los causantes. Y si bien la utilización de métodos de barrera, como el preservativo, disminuyen el contagio, se puede contraer de todas maneras.

El HPV es un virus de transmisión sexual. Tener múltiples parejas sexuales es uno de los causantes. Y si bien la utilización de métodos de barrera, como el preservativo, disminuyen el contagio, se puede contraer de todas maneras.

«El problema del virus del HPV es que no es como el HIV (sida) que se transmite por secreciones: en ese caso el preservativo tienen gran efectividad porque además es un virus muy lábil, pero el HPV es un virus de contacto mucocutáneo y se transmite también con otras prácticas sexuales como el sexo oral», comentó.

Las prácticas tanto quirúrgicas como de quimioterapia o rayos han avanzado mucho y son muy efectivas incluso en casos avanzados de la enfermedad.

Agregó que existen otros factores de riesgo, como por ejemplo el cigarrillo. Explicó que en pacientes fumadoras, el riesgo de desarrollar cáncer de cuello uterino por un HPV es mayor. «Se han detectado en las secreciones del cuello uterino metabolitos y productor carcinógenos del cigarrillo. La paciente que fuma tiene más chances de desarrollar el tumor que la que no fuma», indicó la especialista.

En relación a la edad, apuntó que las edades entre las que más se diagnostica la enfermedad es entre los 35 y 45 años, pero advirtió que también hay pacientes con cáncer más jóvenes y otras más añosas.

Síntomas para estar atenta

Si bien en su etapa inicial el cáncer de cuello uterino no presenta sintomatología, Lay indicó que en el avance de la enfermedad la paciente puede presentar algunos a los que se debe estar atento y consultar con un especialista. Detalló que el sangrado durante o después de las relaciones sexuales y el dolor en la pelvis son los primeros síntomas que aparecen.

En la provincia de Santa Fe, en 2020 se tomaron el 60% menos de muestras de Pap que en 2019.

En la provincia de Santa Fe, en 2020 se tomaron el 60% menos de muestras de Pap que en 2019.

Vacuna contra el HPV

Hace 10 años, Argentina sumó al Calendario Nacional de Vacunación la vacuna contra el HPV que pueden evitar los contagios de determinados tipos de este virus que a menudo causan verrugas genitales y cáncer. Lay confirmó que ya hay estadios que han demostrado la vacuna reduce las lesiones precancerosas y los diagnósticos de cáncer de cuello uterino.

«No hace mucho tiempo que la vacuna se está aplicando en el mundo y se aplicó a población joven. Y se necesita tiempo para desarrollar un cáncer de cuello de útero. Lo que veíamos hasta ahora con la población vacunada era que se había reducido la incidencia de patologías precancerígenas y ahora y se está viendo el impacto en la incidencia con la disminución de diagnósticos de cáncer de cuello. Pero hay que darle tiempo a esos estudios porque el impacto real de la vacunación lo vamos a ver en unos años. En Argentina hace 10 años que se coloca. El efecto la reducción no lo vamos a ver todavía. Hay que darle tiempo», indicó Lay.

Desde hace 10 años, Argentina sumó al Calendario Nacional de Vacunación la vacuna contra el HPV que pueden evitar los contagios de determinados tipos de este virus.

Detalló que la vacuna que se coloca en Argentina a las niñas de 11 años nacidas a partir del 1° de enero del 2000 y a los varones de la misma edad nacieron a partir del 1° de enero del 2006, no reduce en un 100% el riesgo de contraer HPV por lo que resaltó que es importante que las mujeres vacunadas realicen sus controles anualmente.

«La vacuna cubre cuatro serotipos, dos de alto riesgo y dos de bajo. Los dos de alto riesgo son los que producen el 70% de los cánceres de cuello uterino y tenemos un 30% que no está cubierto. Aunque sabemos que la vacuna puede hacer una reacción cruzada, o sea que el cuerpo cuando toma contacto con virus que no son los de la vacuna, pero que son similares, lo puede reconocer, pero no es una inmunidad 100%. Por eso, aunque uno esté vacunado se tiene que hacer el Papanicolau cuando el paciente inicia las relaciones sexuales», cerró Lay

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