Con goles de Everton, Gabriel Jesús y Richarlison, la Verdeamarela se impuso por 3-1 a los de Ricardo Gareca que no aprovecharon el empate de Paolo Guerrero. Es la novena copa para Brasil en su historia.
Como en toda la copa, Brasil fue quien impuso las condiciones de juego. La Canarinha se hizo de la posesión del balón y marcó el ritmo del partido con su juego asociado y la jerarquía de sus individualidades. Perú, por su parte, tenía a Paolo Guerrero muy aislado del resto del equipo. Eso provocaba que el delantero se aleje del área rival y en los pocos avances de los de Ricardo Gareca no lo pudieran ubicar en una posición propicia para el gol.
De derecha a izquierda, con toques, Brasil se puso en ventaja gracias a Everton. El delantero del Gremio -una de las figuras de sus selección en la copa- apareció solo por el sector izquierdo del área peruana y definió entre las piernas de Pedro Gallese. Con el gol parecía que se venía el vendaval de la Verdeamarela.
Con el empuje del público, Brasil creció y parecía que el partido se encaminaba a ser similar al que se dio en la fase de grupos, cuando los locales golearon 5-0 a Perú.
La Blanquirroja sufría las pocas intervenciones de Edison Flores y Christian Cueva y el arco de Alisson se le alejaba cada vez más. Pero con el correr de los minutos, tal vez viéndose superiores, Brasil se relajó y Perú se adelantó unos metros en el campo. Las acciones del encuentro se emparejaron y los de Gareca se animaron a jugarle de igual a igual a los locales.
La paridad en el marcador se iba a dar a través del punto penal. Thiago Silva contactó con la mano un centro bajo dentro del área y el chileno Roberto Tobar, a instancias del VAR, cobró el penal para los incaicos. El encargado de ejecutarlo fue Paolo Guerrero quien, con mucha tranquilidad, engañó a Alisson y definió al palo opuesto de donde se arrojó el arquero del Liverpool. Con el 1-1, daba la impresión que comenzaba un nuevo partido.
Pero Brasil sintió el impacto y antes de dejarse caer por el momento de la levantada peruana sacaron a relucir su jerarquía y volvieron a ponerse en ventaja. Tras otra jugada iniciada por el sector derecho, Gabriel Jesús definió solo de cara al arco de Gallese. Otra vez, de manera merecida, la Canarinha se quedaba con la copa.
En el complemento, Brasil lo aguantó con el aplomo característico de una selección de su calibre. Sin sufrir demasiados sobresaltos y cortando el circuito de juego de Perú, aislando nuevamente a Paolo Guerrero, la Canarinha dejó correr los minutos para alzarse con la victoria una vez más.
Ni siquiera la expulsión de Gabriel Jesús por doble amarilla provocó un bajón en el rendimiento de los locales. A Perú le quedaba cada vez más lejos el arco rival y no encontraba alternativas para poner en peligro la ventaja de Brasil.
Cerca del final del partido, Everton iba a hacer una de las suyas nuevamente. El veloz atacante encaró en velocidad, ya con espacios por el hombre de más que tenía Perú, ingresó al área y provocó que le cometieran penal. El encargado de ejecutarlo fue Richarlison, quien había ingresado luego de la expulsión de Gabriel Jesús. Con un amague previo a rematar, el delantero de la Verdeamarela logró marcar a pesar de que Gallese adivinó el sector por donde ingresó la pelota.
Con el 3-1 el júbilo estalló en las tribunas teñidas de amarillo y Brasil se quedó con otra Copa América, su novena en la historia. Además, es el tercer título que se juega en sus tierras a nivel selecciones y con el que se quedan, tras dejar en casa la Copa de las Confederaciones de 2013 y los Juegos Olímpicos de 2016.
No hubo sorpresas, Brasil era el máximo candidato a quedarse con esta copa y lo logró siendo superior a sus rivales la mayoría de los minutos. La Canarinha no hace más que confirmar que es la mejor selección sudamericana desde hace tiempo. Incluso con la ausencia de su máxima figura, Neymar, la Verdeamarela recupera mes a mes la jerarquía que siempre la caracterizó.
