Hoy a las 20.30 se apagarán muchas luces para denunciar algunos males ambientales. Sin embargo, lo que es necesario es iluminar sobre lo que hace falta y avanzar cada día para resolverlo
El 30 de marzo se nos propone sumarnos a La Hora del Planeta, una actividad promovida desde 2007 por WWF (Fondo Global para la Naturaleza) que invita a la sociedad a un apagón de luces mundial y simultáneo durante una hora, como estrategia para visibilizar, generar preocupación y compromiso sobre el daño que va generando el cambio climático.
En estos 12 años, la participación viene creciendo impulsada por organizaciones ambientales locales, pero el cambio climático aumenta su marcha destructiva con una celeridad mucho mayor. En tanto, no se han logrado acuerdos internacionales significativos por el clima.
Los Estados se involucran poco, las propuestas son débiles y encima no se cumplen. Solo discursos y simulacros. Para peor le suman la tolerancia/estímulo a las peores formas de producción, incluyendo la tala de bosques (sumideros naturales del dióxido de carbono) Argentina, trágicamente, está entre los países que le han puesto el acelerador a la destrucción masiva de su sistema boscoso a pesar de las leyes nacionales de protección.
Cambio, no sólo climático. Todo confluye a profundizar la devastación y a tornar irreversibles los peores efectos del cambio climático: pobreza, aridez, inundaciones, destrucción de glaciares, pérdida acelerada de biodiversidad, migraciones forzosas, acidificación de los océanos, mayor mortalidad por calor, recrudecimiento de enfermedades infecciosas, aumento del nivel del mar.
Tal vez apagar las luces una hora de las 8760 anuales, pueda servir para llamar la atención, y hasta para hacernos creer que estamos «haciendo algo», que podemos atemperar nuestras culpas por nuestras acciones, omisiones, indiferencias, ¿ignorancias?
Pero puedo asegurar que resulta prácticamente inocuo ante la embestida colosal del contubernio político –empresario –Organismos de Crédito, que favorece la producción contaminante y la acumulación de gases de efecto invernadero, sobre un planeta que pierde aceleradamente su capacidad de resiliencia ante los agravios brutales de los humanos.
Juventud. Es probable que tengamos que aprender de los estudiantes que han comenzado a involucrarse apuntando a los verdaderos responsables del conflicto.
Afirmando su Pacto Mundial de Jóvenes por el Clima protagonizan, desde hace un par de meses, movilizaciones extraordinarias exigiéndole a las autoridades que cumplan sus compromisos, que no les roben el futuro y que dejen de debatir trivialidades inconducentes, Quieren respuestas ya.
Quieren ver a sus gobiernos tomando medidas efectivas y rigurosas para frenar el cambio climático. Dicen que no quieren tener que explicar en el futuro, porque no hicieron nada cuando todavía había tiempo No descalifico la iniciativa de la Hora del Planeta. Digo que es hora de comportarnos como adultos y aprender de los jóvenes que el involucramiento y el compromiso deben ser mucho mayores porque estamos disputando la vida.
Fuente: Perfil