Una vez más, el cuerpo de una mujer fue portada de un medio a través de un juicio de valor sobre sus medidas, aunque en este caso el foco fue puesto en el talle de una adolescente. Una popular revista argentina tituló que Amalia, la futura reina de Holanda e hija de Máxima Zorreguieta, «luce con orgullo su look plus size». La polémica desatada reavivó el debate sobre el rol de los medios al enviar mensajes que encasillan a las mujeres de acuerdo con estándares de belleza excluyentes y discriminatorios.
El mismo día en que la revista compartió en sus redes oficiales la tapa, la ministra de Mujeres, Política de Género y Diversidad Sexual de la provincia de Buenos Aires, Estela Díaz, denunció en su cuenta de Twitter que «la referencia al cuerpo de las mujeres es una constante de la violencia simbólica y mediática» y agregó que «tapas que aluden al look plus size reproducen el mandato estético discriminador que reduce a las personas a estereotipos».
El rechazo a la nota fue tan fuerte en las redes sociales que llegó hasta Holanda, donde Rick Evers, un periodista holandés especializado en temas de la realeza, compartió el siguiente mensaje: «Amalia se convirtió en un tema de tendencia hoy en la Argentina (à). La tapa fue criticada por gran parte de la población y rechazada por la mayoría de los medios argentinos».
Días después, la directora de la revista Caras, Liliana Castaño, se disculpó a través de un comunicado en el que afirma que la tapa «provocó la controversia menos deseada por nuestra publicación«, aunque cree que «puede ser la oportunidad para generar un saludable espacio para la reflexión«. «Vivimos un tiempo de deconstrucción de estereotipos. Los medios también somos espejos de la sociedad. Y de los cambios que están transformando al mundo. Todos estamos aprendiendo, los medios también. Reconocemos nuestra responsabilidad en esa deconstrucción y sentimos que somos parte de ella. Entendemos que aún sin mala intención cometimos un error», explicó.
«Desde un observador común, se podría pensar que el medio está haciendo una estrategia de marketing para estar en boca de la opinión pública, pero desde una mirada analítica de la comunicación el titular parece responder a una visión tradicional, para la cual poner el foco en el cuerpo de la mujer era algo normal», explica Cintia González Oviedo, psicóloga cognitiva y directora de Bridge The Gap.
«A simple vista, muchos pueden ver la intención de reforzar un mensaje positivo, pero que, en realidad, se está reforzando el mismo sistema: si ella exhibe con orgullo su gordura es porque es un motivo para estar avergonzada. No hay razón para exponer el cuerpo de una menor y señalar que se aparta de una norma de belleza hegemónica como ser «delgada». Ni el privilegio de ser futura reina va a estar por delante de tu forma física», dice Oviedo.
Bajo los mandatos sociales
El sentimiento de odio hacia el cuerpo propio es un resultado de la construcción social que establece que ser flaca es la norma, y quienes no se ajustan al molde son señaladas. Este mensaje se repite en los medios de comunicación, las redes sociales, dentro de las familias, los grupos de amistades y en el ámbito laboral.
El estereotipo de mujer hermosa demanda tantas exigencias que la lista es cada vez más larga. «Al señalar el cuerpo de las mujeres está evidenciando que parte del valor de hablar de nosotras pasa por nuestros cuerpos, cómo son, cuánto pesamos, cuanto medimos, cuanto nos lo cuidamos, cómo llegamos a los 40, qué tratamientos hacemos. Es decir, que parte de la narrativa de ser mujer pasa por la relación con el cuerpo, y esto está reforzado por los medios», afirma la psicóloga. La presión aumenta cuando se trata de personas bajo el escrutinio público, como Amalia, porque viven expuestas a la opinión ajena. «Los cuerpos de las mujeres suelen ser objeto de conversación, y este es el punto. No sucede lo mismo con líderes varones, donde no se destacan su forma física o su peso corporal«, señala Oviedo.