Por ANDRES GIMENEZ – Un nuevo episodio de violencia urbana e impunidad se registró en la ciudad de San Cristóbal. Esta vez, una vecina del barrio Pellegrini se negó a atender a dos delincuentes conocidos por pedir en la calle y causar disturbios. Como represalia, los sujetos comenzaron a patear violentamente la puerta de su casa hasta romperla. Ante semejante reacción, la mujer salió corriendo en busca de ayuda, acompañada por otros vecinos, intentando repeler la agresión en inmediaciones del Club Rivadavia.
Persecución, arresto y agresiones a los uniformados
La Policía logró interceptar a los agresores en la esquina de Laprida e Hipólito Yrigoyen, donde procedieron a aprehender a uno de ellos, mientras que el otro, menor de edad, corrió a buscar refugio en una casa de familiares cercana. Fue en ese momento cuando lanzó un ladrillazo contra un móvil del Grupo GOT, causando daños materiales al patrullero.
Pero la violencia no terminó ahí. Mientras se desarrollaba el operativo, un familiar del delincuente detenido atacó físicamente a uno de los policías, mordiéndole un dedo, en un claro intento de obstrucción a la labor policial.
Reacción violenta y descontrol familiar
Este hecho refleja la creciente impunidad con la que se manejan ciertos grupos delictivos en la ciudad, incluso contando con el respaldo de familiares que agreden a las fuerzas de seguridad en vez de colaborar. El accionar de los uniformados evitó que la situación pasara a mayores, aunque la violencia parece no tener límites.
Recurrentes y conocidos por los vecinos
Vecinos del barrio señalaron que los implicados son reconocidos en la zona por su actitud agresiva, su persistente presencia en la vía pública solicitando cosas, y por su involucramiento en hechos similares de intimidación y vandalismo. A pesar de los antecedentes, continúan circulando libremente, generando malestar e inseguridad.












