Jordan “Crimz” Herzog sueña con convertirse en uno de los mejores gamers del mundo y su familia invirtió 30.000 dólares en equipos para potenciarlo.
Es un adolescente de 16 años, dejó el colegio para educarse vía online y dedicarle más tiempo al Fortnite. Jordan “Crimz” Herzog practica construcciones, mejora su puntería y crea estrategias durante 8 o 10 horas diarias, algunas veces se pasa 14 horas frente a las pantallas.
El padre de Jordan, Dave de 49 años, invirtió 30.000 dólares en comprar monitores, PC, mesas, teclados y auriculares que su hijo podría necesitar para llegar a las competencias de primer nivel.
«Crimz», su nombre gamer, planea «ganar suficiente dinero como para no tener que trabajar durante la mayor parte de mi vida». Su padre quiere que se convierta en un jugador con fama, prestigio y beneficios económicos.
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