La violencia de la tormenta, que incluyó ráfagas de viento de hasta 120 kilómetros por hora, no solo provocó la caída de árboles y postes, sino que también desencadenó voladuras de techos, dispersión de objetos y cortes de energía eléctrica que afectaron a gran parte de la ciudad y sus alrededores.

La magnitud de los estragos ha impulsado a las municipalidades de San Francisco y la vecina localidad de Frontera a emitir un llamado urgente a sus ciudadanos, instándolos a no salir de sus hogares salvo en situaciones de extrema necesidad, con el objetivo de proteger su integridad física ante la posibilidad de nuevas ráfagas de viento. La precaución es máxima, y el trabajo conjunto de personal municipal, bomberos voluntarios, policía y servicios de emergencia es testimonio del esfuerzo comunitario por superar las adversidades presentadas por la naturaleza.
La respuesta de los Bomberos Voluntarios, con cuatro dotaciones desplegadas por la ciudad, ha sido vital en las tareas de mitigación de daños, aunque afortunadamente no se han reportado heridos. Por su parte, la Empresa Provincial de Energía Eléctrica (Epec) está enfocada en restablecer el suministro eléctrico en las zonas afectadas, una tarea fundamental para comenzar a retornar a la normalidad.

El impacto en la Facultad San Francisco de la UTN no ha sido menor, con daños significativos en infraestructuras, laboratorios y vehículos, lo que ha obligado a suspender las actividades académicas, al menos durante la mañana siguiente al evento. Esta situación refleja la magnitud del desastre que, por momentos, evocó los recuerdos del devastador temporal del 14 de diciembre de 2018.
Entre los daños más llamativos se encuentra el de una pileta de natación comercial, que fue arrastrada por el viento cruzando una avenida y causando asombro entre los testigos. La caída de postes en avenida de la Universidad y los daños en viviendas del barrio La Milka son indicativos del poder destructivo de las ráfagas y la urgencia de las labores de reconstrucción.

Este desafortunado evento climático sirve como recordatorio de la fuerza de la naturaleza y la importancia de la preparación y respuesta comunitaria ante emergencias. La solidaridad y el trabajo coordinado entre vecinos, autoridades y servicios de emergencia serán clave para superar los desafíos planteados por este temporal y avanzar hacia la recuperación de San Francisco.