Por ANDRES GIMENEZ – El enfrentamiento comenzó durante la discusión de pedidos de informes al Ejecutivo Municipal, cuando la presidenta del Concejo, Lorena Luna (PJ), amenazó con expulsar al concejal Martino (UCR) si no se callaba, lo que elevó el tono del conflicto.
El concejal Julio Juárez (PJ) aprovechó la situación para lanzar una chicana contra Martino, apodándolo «Aloe Verá», insinuando su opacidad en cuestiones de propiedades, y lo acusó de estafador. Esta acusación fue utilizada como justificación para rechazar las demandas de transparencia dirigidas al Municipio. Martino, indignado, recordó que ya había presentado una denuncia ante la Justicia por recibir amenazas provenientes de la pareja de Luna.
En respuesta al tenso clima y a las acusaciones en su contra, Lorena Luna emitió un comunicado en el que se victimizó “al mejor estilo K”, calificando su comportamiento como una reacción al «maltrato verborrágico» y las «sistemáticas interrupciones» por parte del concejal de la oposición. Sin embargo, esta justificación no logró calmar las críticas ni esclarecer las verdaderas intenciones detrás de las disputas internas en el Concejo.
El municipio mira para otro lado y no da explicaciones
Mientras tanto, el conflicto parece estar desviando la atención de la comunidad, que observa con preocupación cómo estas disputas políticas afectan el funcionamiento del concejo. La falta de respuestas del Municipio a los pedidos de informes solicitados, como el pago de 5 millones de pesos a un estudio jurídico en Santa Fe, la venta de bienes municipales sin autorización y el tráfico de influencias de funcionarios oficialista para beneficiar laboralmente a familiares, no hace más que alimentar las dudas y el malestar ciudadano.
La situación sigue siendo tensa y confusa, con un clima político que lejos de mejorar, parece enrarecerse cada vez más, afectando tanto la transparencia como la confianza en las instituciones locales.