Sol Pérez estuvo invitada en Podemos hablar (Telefe), y sorprendió a todos cuando contó que durante una etapa de su vida vivió atemorizada por su experiencias paranormales que experimentaba en primera persona. La modelo y conductora se sinceró sobre el pánico que le causaba: “Veía espíritus y sentía cómo me acariciaban las piernas”.
El tema surgió cuando Andy Kusnetzoff pidió que pasaran al frente aquellos que crean en Dios, el “más allá”, o en experiencias paranormales. La participante de la segunda temporada de MasterChef Celebrity fue una de las primeras en arrimarse hasta el punto de de encuentro, junto a Karina Jelinek.
“Yo creo en Dios, soy de las que cuando si me está por pasar algo o necesito sentirme acompañada voy a ver a la Virgen, o a pedirle a mis abuelos, que ya no están, que me ayuden”, afirmó la modelo en el inicio de su relato. “Me pasa mucho de soñar cosas con gente que ya no está y que viene a darme mensajes; me apareció mi abuelo y me dijo ‘tranquila que yo voy a estar bien’, y lo mismo me pasó con mi abuela”, agregó.
“Capaz que es algo que yo necesito y entonces me lo imagino, no lo sé y no lo voy a saber nunca, pero creo que sí, que puedo comunicarme”, expresó. El conductor quiso saber más acerca de sus vivencias inexplicables, y ahí fue cuando se animó a abrir su corazón sobre el miedo que sintió durante su infancia: “Cuando era chica me pasaba de ver espíritus, se me aparecían y los escuchaba”.
Sol Pérez visitó PH, Podemos Hablar y se refirió a la obsesión que tuvo con su cuerpo durante su adolescencia.
La participante del reality de cocina aseguró que sentía pánico en aquella época, y que afortunadamente pudo “bloquear” aquellas sensaciones. “Tenía miedo porque sentía que me acariciaban las piernas y lo sentía real; me movían las cosas y yo escuchaba cómo me las estaban moviendo”, detalló.
“Me levantaba todos los días a la misma hora y me despertaban. Sentía cómo tipeaban en la computadora, era algo tremendo lo que me pasaba”, aseguró. Sobre el final contó que prefiere no ahondar en lo que exceda su comprensión porque prefiere disfrutar de la vida: “No me meto con lo que no conozco”.