Vivían como esclavos, en condiciones extremadamente precarias en el fondo de un garaje en el que los mantenían encerrados con doble candado, sin sus documentos. Así los encontró la Gendarmería a una mujer de 45 años y su hijo de 13 en la mañana del sábado cuando fueron rescatados del infierno de la trata de personas.
Después de 32 años se reunieron con su familia; la mujer había sido secuestrada en su adolescencia y explotada en un prostíbulo de Bolivia, y sus familiares, desde Mar del Plata, nunca habían dejado de buscarla.
Luego de una larga investigación, se la localizó a «P» en un puesto de comida al paso en el mercado central de la localidad de Bermejo, en Bolivia, que tiene frontera con Salta. Los investigadores contaron a este diario que al momento del rescate las dos víctimas «estaban por debajo del peso básico que debían poseer», en especial la mujer, con 20 kilos menos de lo normal para su edad y contextura.
La tragedia para «P» comenzó en 1987, cuando tenía 13 años y desde Mar del plata fue llevada engañada a Bolivia, con promesas de bienestar y trabajo. En la causa el ciudadano boliviano que la engañó está identificado como «AC», de unos 50 años. Ese año, las llevó a la víctima y a su hermana mayor, con quien estaba de novio, junto a su bebé de pocos meses de vida.
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Tres meses más tarde, la hermana mayor -según revelaron las fuentes del caso- se peleó con su captor y regresó al país, pero le impidieron traer a su hijo y a su hermana.
Una vez aquí, denunció que las habían engañado: dijo que llegaron a Bolivia y el hombre que las llevó, las obligó a trabajar en un prostíbulo propiedad de su propia hermana, identificada en la causa como «Lola C». Pero la mujer no pudo precisar la ciudad y el lugar exacto en donde se ubicaba.
Una denunciante anónima aportó el dato de que «P» podría encontrarse en la localidad de Bermejo. Se dio intervención a Interpol, pero los primeros intentos fueron vanos: «Las investigaciones desarrolladas para dar con el paradero de la ciudadana fueron infructíferas», se informó entonces.
Fue a fines de 2017 que se obtuvo información que indicaba que «P» podría estar en el mercado central de Bermejo, junto a su hijo de 13 años, por lo que se informó a la Fiscalía Federal de Orán y se ampliaron las pesquisas. Las investigaciones fueron desarrolladas en conjunto por Gendarmería Nacional y la Fuerza Especial de Lucha contra el Crimen (FELCC) de la Policía Nacional de Bolivia, Unidad Bermejo.
La confirmación llegó entre octubre y noviembre últimos: los investigadores confirmaron que la mujer buscada estaba en el viejo mercado central. Las fuentes confiaron que entre el 17 y el 21 pasados se coordinaron las tareas para restituirla a su hogar junto a su hijo.
«P» le había contado a las autoridades bolivianas que deseaba volver a la Argentina con su hijo pero que la mujer para la cual trabajaba no la dejaba y le retenía los documentos de ambos, por lo que funcionarios judiciales y policiales de Bolivia encabezaron un operativo para recuperar su documentación y facilitar su salida del país. Allí comprobaron las condiciones de precariedad en que vivían: en el fondo de un garaje donde un placard dividía un estacionamiento del sitio de su estancia. Por fuera, la puerta estaba cerrada con dos candados.
La víctima pudo ingresar al país el sábado 22 de diciembre, con su hijo. Partieron en avión a Buenos Aires y tras reunirse con personal de la Oficina de Rescate y Acompañamiento a las Víctimas fueron trasladados por tierra a Mar del Plata, donde finalmente pudo reencontrase con su familia y festejar la Nochebuena. Los captores continúan bajo la lupa de los investigadores: estiman que puede haber otros casos, en consecuencia más víctimas de trata.