Flanqueado por su equipo económico, Milei destacó el logro como un hito, siendo el primero desde 2008, y lo describió como el inicio de una nueva etapa de crecimiento económico sustentado por la desregulación y la reducción del gasto público.
Durante su discurso, Milei no sólo celebró los resultados financieros sino que también tomó una firme posición contra el aumento del gasto estatal, enfatizando que un Estado que no gasta más de lo que recauda es clave para controlar la inflación. Además, se distanció de las políticas de sus predecesores, criticando el uso histórico de la inflación como herramienta para «licuar» el gasto público, y apuntó directamente a los políticos y medios de comunicación que, según él, se benefician de un estado gastador.
Milei también hizo referencia a las dificultades económicas actuales, reconociendo la dureza de la situación pero prometiendo que el esfuerzo realizado por los ciudadanos argentinos será recompensado con un futuro económico más estable y próspero. Declaró que el ajuste no afectará de manera desproporcionada a los ciudadanos en comparación con la casta política y sostuvo que las medidas adoptadas son económicamente sostenibles y moralmente deseables.
El presidente concluyó su mensaje con un llamado al sector privado para que asuma el papel de motor de la economía, reiterando que el futuro de Argentina no depende del gasto público sino del emprendimiento privado y del crédito financiado por ahorros. Este enfoque, afirmó, es el que verdaderamente garantizará la vida, la libertad y la propiedad de los individuos, marcando el fin definitivo de la era del «Estado presente».
Milei dejó en claro que su administración seguirá enfocándose en la reducción del gasto público y en la promoción de un ambiente favorable para el crecimiento económico a través de políticas de desregulación, apuntando a una recuperación económica sostenida y al mejoramiento de los salarios y la calidad de vida en Argentina.
