Se trata del joven artista santafesino, Niño de Cobre. Ingresó al Cullen luego de quemarse con aerosoles. Tiene el 30% de su cuerpo quemado.
Un joven de 31 años se disponía a sacar la comida del horno cuando terminó por quemarse. El hecho ocurrió en una vivienda de Chacabuco al 3100.
Lo que sucedió fue que su hijo dejó aerosoles dentro de la cocina. Entonces, debido al efecto que causan estos productos por el gas que llevan dentro, terminaron por explotar. Debido a la misma explosión, el joven sufrió quemaduras en su rostro y manos.
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Fue trasladado al hospital José María Cullen donde permanece internado en la Sala de quemados. Allí le realizan las curaciones pertinentes ya que presenta el 30% de su cuerpo quemado.
Se trataría del conocido artista “Niño de Cobre”, es decir, Andrés Iglesias. El mismo, trabaja con este tipo de productos, los que serían comunes dentro de su hogar.
En diálogo con el móvil de Aire de Santa Fe, Liliana, su madre contó lo sucedido. “Andrés tiene quemaduras en su espalda, piernas y brazos pero no son profundas”, aseguró. Dijo que el joven fabrica sus propias pinturas por lo que realiza un proceso que requiere meter las pinturas en el horno y luego en el freezer. “Tiene un hijo pequeño que ha puesto los aerosoles en el horno, mientras Andrés cocinaba”.
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Cabe mencionar que el artista continuará internado pero se encuentra fuera de peligro. “Andrés tiene muchos proyectos”, contó su madre. El joven se encuentra en el auge de su carrera. Lo esperan viajes a Estados Unidos y paises de latinoamerica.
Precaución aerosoles
El sistema aerosol tiene una particularidad si lo comparamos con otras formas de dispensado conocido: posee energía propia para su funcionamiento. Esta energía es la que permite, con su liberación progresiva, la utilización del producto hasta agotarlo. Pero si esta energía se libera en forma espontánea y violenta, puede llegar a provocar daños a bienes y a personas.
Restos de esta energía permanecen en el envase (de aerosol) aún luego de que el mismo ha sido totalmente consumido. Y aún hay algo más, resulta que los propelentes de mayor uso son inflamables y algunos componentes del concentrado también lo son.
Por este motivo el concepto de seguridad debe acompañar todas las etapas. Desde la manera en que se incorpora esta energía hasta el tratamiento post consumo. Y si esta condición se mantiene se obtiene un sistema de empaque que supera en seguridad a otros conocidos.
