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Un hincha de 56 años murió de un infarto en La Plata tras los graves incidentes en el partido entre Gimnasia y Boca Juniors

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Murió de un infarto en La Plata, Un hincha murió de un Infarto tras los graves incidentes en el duelo entre Gimnasia y Boca Juniors en La Plata, por la fecha 23 de la Liga Profesional. Se trata de César Regueiro, de 57 años, quien quedó en medio de la nube de gas lacrimógeno que ingresó al estadio desde el exterior, donde la policía actuó ante una multitud de personas que intentaban ingresar al estadio.

Murió de un infarto en La Plata

“El fallecimiento se produjo por una muerte súbita. Llegó hasta el hospital San Martín, intentaron reanimarlo sin éxito. Era habitué de la cancha. Tenía antecedentes cardíacos. Dejaba el estadio, se descompensó y murió. La confirmación de la causa de la muerte surge de la revisión médica posterior”, confirmó Sergio Berni, ministro de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires.

El partido entre Gimnasia y Esgrima y Boca Juniors se suspendió definitivamente a raíz de los graves incidentes registrados entre hinchas del conjunto platense y la policía fuera del estadio del Bosque, donde reprimió a los aficionados con postas de goma y gases lacrimógenos que invadieron la cancha e hicieron imposible la continuidad del juego a los 9 minutos del primer tiempo, lo que obligó al árbitro Hernán Mastrángelo a dar por concluido el juego «por falta de garantías». 

Una probable sobreventa de entradas llevó a que muchos hinchas y socios gimnasistas, con sus localidades en la mano pretendieran entrar al estadio Carmelo Zerillo cuando sus instalaciones ya estaban colmadas. 

Entonces las autoridades empezaron a cerrar las puertas de acceso y esto provocó la desesperación de los aficionados que querían entrar porque habían pagado sus boletos, por lo que la policía empezó a contenerlos con postas de goma y gases lacrimógenos. 

Esto se prolongó durante más de media hora. Un hincha resultó herido con una bala de goma en el pómulo derecho, mientras que a un camarógrafo de TyC Sports le dispararon tres veces, indicaron desde el propio canal. 

«Lo que pasó fue lo de siempre cuando se venden entradas de más y después pasan estas cosas. Entonces somos nosotros quienes debemos tratar de controlar la situación. Por eso más tarde abriremos una investigación para determinar que fue lo sucedido. (…) Pero la policía no tendría por qué hacerse cargo de esto si los clubes venden entradas de más. La responsabilidad es toda del que organiza el espectáculo. Acá fueron atendidos cinco o seis policías heridos», apuntó Berni.

Murió de un infarto en La Plata

Y cuando se produjo la represión policial los gases lacrimógenos ingresaron en forma de nube luminosa y blanca al campo de juego, atravesando la abigarrada multitud que inmediatamente empezó a sufrir las consecuencias de la atmósfera alterada. 

Primero fueron los hinchas y luego los integrantes de los bancos de suplentes quienes comenzaron a cubrirse los rostros y estas reacciones provocaron, por ejemplo, que el director técnico boquense, Hugo Ibarra fuera el primero en solicitarle al árbitro Mastrángelo que interrumpiera el encuentro porque el nivel de afectación que tenía en sus ojos le impedía la visión. 

Esto llevó a que el entrenador de Gimnasia, Néstor Gorosito, hiciera lo propio, y estas acciones se fueron haciendo extensivas a los propios futbolistas. 

Mastrángelo determinó entonces que los jugadores y sus cuerpos técnicos se fueran a los vestuarios, algo que hicieron inmediatamente, mientras, que simultáneamente la desesperación ganaba las tribunas.

El "Negro" Ibarra con los ojos afectados (Captura de pantalla).

Los hinchas en las tribunas, al estar las puertas de salida cerradas, encontraron en el campo de juego la única vía de escape posible y cientos de ellos saltaron al césped desde los alambrados perimetrales. 

En ese momento se pudo observar al capitán boquense, Marcos Rojo, identificado con su clásico rival, Estudiantes, tratando de ayudar a muchos hinchas «triperos» a refugiarse en el propio túnel de acceso a los vestuarios. 

Mientras tanto se seguían escuchando disparos desde afuera del estadio y la calma no llegaba, ni afuera ni adentro, hasta que las autoridades tuvieron la cordura de empezar a abrir las puertas para que los hinchas del interior pudieran salir de la cancha, ya que los del exterior finalmente habían sido dispersados. 

Después de una hora de incertidumbre, desconcierto y violencia, las tribunas se vaciaron, un par de centenares de hinchas se quedaron atemorizados dentro del campo de juego, pero ya con más calma, y de a poco todo fue quedando vacío. 

Tan vacío como el fútbol mismo (iban 0 a 0), como la violencia misma, y como la falta de organización provoca al haberse puesto en riesgo nada más y nada menos que la vida misma de todos quienes esta noche estuvieron en la cancha de Gimnasia.

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