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Los 50 años: ¿Cómo se construyó el Túnel Subfluvial?

SCaldia
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Para hacer realidad la magnífica obra de ingeniería civil fue necesario utilizar los materiales más avanzados para la época y trabajaron más de 3.000 operarios.


El Túnel Subfluvial Raúl Uranga – Carlos Sylvestre Begnis que une las ciudades de Santa Fe y Paraná por debajo del río que lleva el mismo nombre tiene una longitud total de 2.939 metros y tuvo un costo de 60 millones de dólares en ese momento.

Los materiales y el sistema de construcción utilizados para hacer realidad la obra de ingeniería fueron los más avanzados para su época (1962-1969) y llegó a ocupar a más de 3.000 operarios para su construcción. Los trabajos estuvieron a cargo de tres empresas asociadas: Vianini de Italia, Hochtief de Alemania y Sailav, que agrupaba a varias empresas argentinas.

¿Cómo fue el desarrollo de esta majestuosa obra? Primero se armaron 36 tubos prefabricados de hormigón con una medida de 10,80 metros de diámetro exterior y 65,45 metros de largo. Todos los tubos fueron construidos en un dique seco que fue realizado para este fin en el obrador.

Los tubos se fabricaron de a cuatro por vez y este proceso en principio duraba cuatro meses. Se realizaron en tres etapas: la parte inferior, la losa de la calzada y la parte superior.

Una vez construido el tubo, se lo sellaba en sus dos extremos con compuertas y se inundaba el dique -proceso que duraba 12 horas-. Cada tubo era llevado flotando desde el dique hasta el lugar de emplazamiento.

Allí eran ubicados por la isla flotante, una especie de embarcación usada como plataforma y grúa que fue diseñada especialmente en Holanda para la construcción del Túnel Subfluvial. Una vez en el lugar indicado, el tubo se hundía al fondo del río, donde una draga realizaba una zanja para fijarlos.

Durante este proceso y por primera vez en el país, se utilizó una guía de rayo láser para verificar que los tubos fuesen montados estrictamente según el eje longitudinal del túnel. Una vez ubicados se los ensamblaba. Por último, buzos realizaban tareas para impedir las filtraciones y se procedía al relleno con arena de la zanja donde se aloja el túnel.

Una vez colocados los 36 tubos iguales se colocó el número 37 del lado Paraná, que fue de una longitud menor ya que se trató de un ajuste de obra previsto desde el inicio del proyecto y que requirió ser construido en el lugar antes de ser colocado.

El Túnel Subfluvial posee para su correcto funcionamiento un recubrimiento de tres metros de arena sobre la superficie de los tubos que evita corrimientos. En forma simultánea a la fabricación y colocación de los tubos se fueron construyendo las rampas, los edificios de ventilación y los accesos del lado de Santa Fe y Paraná.

La seguridad es uno de los puntos principales que se estudiaron al momento de su construcción, y es por eso que tiene una cañería de agua a presión con grifos de salida y sus correspondientes mangueras cada cien metros; además de matafuegos al alcance de los automovilistas para eventuales incendios.

Además consta con un sistema de ventilación y renovación del aire viciado por los gases producidos por los vehículos. Para tal fin se instalaron cuatro ventiladores por cabecera (dos de aspiración de aire fresco y dos para la extracción del aire viciado). También tiene un circuito cerrado de televisión que permite el control dentro del túnel y altoparlantes distribuidos en todo su trayecto para advertir a los conductores sobre posibles problemas en el tránsito.

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