Por ANDRES GIMENEZ – En un giro irónico y pintoresco, una imagen reciente ha dejado a muchos con una sonrisa burlona en los labios.
Las motocicletas, ahora cautivas del abrazo verde de la vegetación, parecen haberse rendido ante el avance imparable de los yuyos, creando un paisaje que desafía la autoridad municipal. ¿Quién diría que las plantas podrían hacer una toma tan dramática en el territorio urbano?
El escenario no podría ser más surrealista: pozos, maleza, charcos y un toque de humo, todo combinado para ofrecer una sátira visual de una administración municipal que parece haber perdido la batalla contra la naturaleza. Pareciera que la campaña prometió un «retorno a la naturaleza», pero tal vez nadie anticipó que sería tan literal.
Y así, entre el verdor de la vegetación y el humo de la resignación, queda claro que estas motocicletas secuestradas son testigos mudos de un capítulo cómico en la historia del gobierno local. ¿Quién necesita palabras cuando una imagen puede transmitir la ironía y la picardía mejor que mil discursos políticos?
