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Finalmente, el certificado de defunción del Gobierno llegó

SCaldia
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Los dólares que unos pocos se llevan del país, los terminamos pagando todos los argentinos.

El certificado de defunción se demoró un poco, casi dos años. La defunción estaba judicializada, o se durmió el médico que declaró el default, es ya un dato menor. Pero desde febrero de 2018 es que sabemos que falleció el paciente. El mismo día que los mercados “voluntarios” decidieron dejar de prestarnos dólares por ser nosotros “insolventes”, ese mismo día entramos en default. No es una atribución de ningún presidente. No depende de Mauricio ni de Alberto, no lo deciden ellos. No es que se levantan un día y deciden declararlo, o no. Un día las consultoras internacionales hacen las cuentas, suman y restan, y se dan cuenta de que no podemos pagar lo que pedimos. Ni tampoco lo librarán al presidente de ser él y su Gobierno los únicos culpables. El esfuerzo del exministro de Finanzas de Macri, Luis Caputo (“Toto”, el Messi de las finanzas), por dejarle este “muerto” del default “selectivo” al gobierno que viene, es un esfuerzo más, un manotazo de ahogado más. Lo hizo en complicidad con los Bancos de Inversión J.P. Morgan, Templeton y Black Rock (los famosos Fondos “buitre”). Todos detalles menores que la historia futura próxima olvidará rápidamente. En realidad, lo que perdurará en el tiempo será la pura verdad. Que las políticas de Cambiemos nos llevaron a este punto terminal en el que nos encontramos hoy. En los dos primeros años de gestión de Cambiemos, batimos muchos records. Dos de ellos fueron la velocidad y el monto de deuda pública que tomaron. Tanto así fue que no llegaron a la mitad de mandato que ya nos dejaron en default. Habían recibido un país desendeudado. El 34% del Producto Bruto Interno. De ese total de deuda, solo el 11% era en dólares a privados. Ojalá algún día se entienda la diferencia entre deber en pesos y deber en dólares. Los pesos nos los debemos entre nosotros. Argentina imprime los pesos. A los dólares los debemos a extranjeros. El país no imprime dólares. Los dólares son un bien escaso en todos los países del mundo excepto en Estados Unidos, que son los únicos que tienen la maquinita de imprimirlos. Nos dejarán una deuda del 100% del PBI y de ese total, casi todo en dólares. Por eso, es que estamos en default hace rato y por eso es que el Riesgo País es mayor que el de Venezuela. Profecía auto cumplida de Cambiemos, tanto amenazar con Venezuela y mirá cómo terminamos.

Está más que claro que no nos dejarán reservas en el Banco Central. A este ritmo creciente de 1.000 millones de dólares diarios para que el dólar quede a 60 pesos, no llegamos. Ni con los 5.000 millones de dólares que nos mande el Fondo, si es que nos mandan. El próximo gobierno inicia con las manos y los pies atados. Sobrevuelan los Fondos “buitre” otra vez. Amarren a la Fragata Libertad, que nos la querrán embargar de nuevo. La historia se repite. Los liberales que esperaron de Macri un gobierno liberal, dense por enterados que a Uds. también los estafó. Estos son gobiernos neoliberales. Y los gobiernos neoliberales terminan siempre así. Un poco antes, un poco después, siempre con el mismo triste final.

En algún momento se tendrá que dar la discusión de las restricciones a la compra de dólares. No se puede dejar librado a que 5 desaprensivos se fuguen miles de millones. Esperemos nos sirva de lección. Los dólares que unos pocos se llevan del país, los terminamos pagando todos los argentinos. Y la gran mayoría de los argentinos no usa el dólar y muchos ni siquiera en foto lo conocen. No existe país en el mundo que libere la compra venta de moneda extranjera. Si queremos innovar, lancemos satélites al espacio. Pero no experimentemos con la divisa norteamericana, porque ese es nuestro principal problema. No es el déficit fiscal. Todos los países del mundo viven normalmente con déficit fiscal. Y muchos países desarrollados tienen el doble de déficit que nosotros.

Dado este escenario en el frente externo, pongamos la mirada en el frente interno. Partiendo de la premisa de que no contaremos con reservas en el Central, ¿cómo andamos con el Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS)? El FGS, más conocido como “la plata de los jubilados”, no es solamente el fondo con el que se abonan las jubilaciones actuales. Sino que también es la garantía de que los trabajadores actuales recibirán en el futuro cuando les toque jubilarse. Es decir, que es la plata de todos, no solamente de los jubilados. Porque todos nos jubilaremos (si es que a ningún neoliberal se le ocurre borrar las jubilaciones por moratoria, claro está). Cuando Amado Boudou les sacó semejante negocio a las Administradoras de Fondos de Jubilaciones y Pensiones (AFJP), herencia del anterior gobierno neoliberal, el FGS estaba valuado en 98.000 millones de pesos. Cuando el kirchnerismo se fue en 2015, el FGS rondaba los 700.000 millones de pesos. Es decir que lo multiplicó por siete! Y en el medio, financió el Procrear (el plan de viviendas que las familias podían pagar, a diferencia del actual con Unidad de Valor Adquisitivo –UVA– que es impagable), centrales eléctricas, obra pública, computadoras para los chicos de menores recursos, al Invap (Sociedad del Estado dedicado a la Investigación Aplicada en energía nuclear, tecnología espacial e industrial, entre otras) y un plan de recursos hídricos. El FGS también estaba compuesto por títulos y obligaciones negociables y acciones en más de 40 grandes empresas privadas (quizás esta haya sido la verdadera culpa de Amado Boudou, haberle cortado el negocio al poder financiero concentrado). Y todavía en el transcurrir, los jubilados siempre cobraron más que la inflación. Nos dimos el lujo de poder darle una jubilación mínima a todos aquellos abuelos que no tenían todos los aportes, pero sí la edad para jubilarse. Por los motivos que fueran, siendo explotados toda su vida o viniendo de la economía informal, la gestión kirchnerista les dio esa posibilidad de terminar sus días con dignidad. Cuando Cambiemos asumió, se encontró con 66.000 millones de dólares en el FGS. Todavía no se sabe muy bien qué hicieron con él. Lo que sí sabemos es que se patinaron la mitad. Los “K” lo multiplicaron por siete y Cambiemos lo dividió por dos. También sabemos que timbearon gran parte. De nuevo el Messi de las finanzas, el “Toto” Caputo con su consultora Axis, cobró jugosas comisiones siendo “agente de venta de títulos y acciones”. También sabemos que liquidaron muchas de las acciones que teníamos en grandes empresas privadas. Usaron el FGS para inflar artificialmente el valor de las acciones de empresas argentinas el viernes antes de las PASO. Caso que está denunciado ya ante la Justicia. Y hasta le prestaron plata a los propios jubilados cobrándoles intereses usurarios! Les presta con su propia plata para comprar comida y remedios a tasas usurarias. Estos tipos (la dirigencia de Cambiemos) no tienen corazón. Tendrían que dar explicaciones en la Justicia por semejante desfalco.

¿Cuánto daño más harán hasta diciembre? Cada día, cada minuto que estén en el Gobierno, corremos el riesgo de no poder recuperarnos ni en cuatro años ni en ocho, ni nunca más.

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