Vamos seis meses de pandemia y contando. Esta semana se registró un récord de casos positivos en Argentina, con 14.392. La cantidad de fallecimientos superó los 7000 desde el inicio. De la mano, también se extienden las fiestas clandestinas a lo largo y ancho de todo el país.
Llevan ese nombre porque están prohibidas por la ley. El Gobierno habilitó gradualmente diferentes actividades al aire libre, siempre siguiendo los cuidados necesarios y estrictos protocolos -que llamamos la nueva normalidad-. Sin embargo, puso freno a las reuniones sociales en lugares cerrados, con el fin de evitar la propagación del virus.
Pero esto sigue pasando, y cada vez más. No ocurre solo en nuestro país: en Europa representa uno de los motivos de rebrote de la enfermedad. ¿A qué se debe? ¿por qué es necesario evitarlo? ¿cómo podemos reunirnos después de medio año de pandemia pero sin que represente un riesgo?
El peligro de las fiestas clandestinas
Cumpleaños, celebraciones religiosas, partidos y reuniones en boliches. Esos son algunos de los encuentros que fueron identificados por las autoridades durante los últimos fines de semana, en diferentes provincias del país.
Por nombrar solo algunos casos: a principios de agosto fueron detenidos 60 jóvenes que participaron de una fiesta en una cervecería de Villa Elisa, también a 13 personas que se reunieron en una vivienda de Bahía Blanca, y el municipio de Quilmes alertó por “Not Covid Party”, una fiesta dirigida a «pacientes recuperados del virus». En CABA desbarataron un evento que terminó con gente huyendo por los techos, como también se reportaron imágenes de un bar saturado de personas en la estación Facultad de Derecho.
El Ministro de Salud Fernán Quirós adjudicó el crecimiento de los contagios de coronavirus a los encuentros de «gente que no convive en el mismo hogar», y pidió solidaridad: «El 70 por ciento de una pandemia tiene que ver con el comportamiento social que tenemos todos». Por su parte, el director provincial del Registro de Bebidas Alcohólicas (REBA), Marcelo Montero, se refirió a la situación que se vivencia en el Conurbano: “Casi todos los fin de semana desbaratamos fiestas clandestinas sin ningún protocolo”.
En Santiago del Estero hubo múltiples detenciones, secuestro de vehículos y clausura de locales por fiestas ilegales, riña de gallos, partidos de fútbol y «juntadas». En Santa Fe hubo fiestas con 200 participantes, mientras que la ministra de Gobierno de Entre Ríos, Rosario Romero, aseguró que se registró un «descontrol». En San Juan, 69 personas fueron detenidas por jugar «picaditos», mientras que la policía de Corrientes interrumpió una fiesta electrónica y la Justicia de Mendoza investiga a una ex reina nacional de la Vendimia que participó de una juntada clandestina y publicó la reunión en vivo por una red social.
Las autoridades provinciales hacen foco en este tema. Según informó el Ministro de Gobierno de Misiones, la cantidad de contagios de coronavirus en la provincia se duplicó dos veces en las últimas dos semanas. “La responsabilidad social es la única vacuna, por ahora, para frenar al #Covid19”, decía a Misiones Online. A su vez, el titular de la cartera de Salud de La Pampa comunicó: “En el contexto de los últimos brotes detectados surge como un denominador común y responsable de generar este importante número de casos las reuniones clandestinas”.
Este fenómeno también incluye a las figuras famosas de nuestro país. Tal es así que Jorge Rial denunció que varias personalidades populares hicieron fiestas privadas: “Hubo alguna en Barrio Parque, de las cuales salieron muchos famosos contagiados, de la política, del mundo de las leyes”, contó.
Esto es una realidad, que se acrecentó en fechas festivas como el Día del Amigo o Día de la Primavera. ¿Por qué organizar eventos masivos en plena pandemia contra la ley? ¿por qué tienen tanta concurrencia? ¿tiene alguna explicación?
“Yo creo que el personal de salud y el resto de la sociedad estamos viviendo dos realidades diferentes”, dice Vanesa Morey, quien trabaja como psiquiatra en el Hospital Ramos Mejía y en SAME. Según cuenta, en lo que va de pandemia creció mucho el trabajo, ya sea por los casos de coronavirus como también las consultas de salud mental.
“No veo a mi mamá desde marzo. Al principio también estuve alejada de mis hijos. Los cuidados son muchos; llego de trabajar y automáticamente me saco toda la ropa y la pongo en el lavarropa, después me baño y descarto toda la ropa sucia; recién ahí saludo a los demás”, detalla.
Luego de la apertura de actividades en CABA, cuenta que sale los fines de semana con su familia a pasear a algún parque, aunque por la mañana temprano para evitar la aglomeración de gente. Sin embargo, evita reunirse con amigos o con familiares lejanos, con quienes se conecta por teléfono o videollamada.
Para ella, vivir la pandemia de adentro representa otra realidad. “Implica ver gente contagiada todo el tiempo, familiares sufrir, compañeros que fallecieron y demás. Para el que es médico y sabe lo que es un microorganismo, la capacidad que tiene y cómo actúa, se lo imagina. Yo creo que hay mucha gente que piensa que ya pasó todo cuando no es así”, relata.
“Yo creo que el personal de salud y el resto de la sociedad estamos viviendo dos realidades diferentes”, dice la médica.
Después de tanto tiempo ya estamos cansades del encierro en casa: lo que en un principio eran solo semanas, terminó siendo más de medio año. En esta nota te explicamos a qué se debe ese hartazgo que tanto se repite. Sin embargo, el hecho de “relajarse” con el aislamiento sin cumplir con las normas sanitarias es otra cosa, y no tiene justificación.
“No hay concientización de lo que está pasando. Es un enemigo invisible. Muchas personas se hartaron de la cuarentena, no están acostumbradas a vivir a este ritmo de vida, a tener un montón de cambios”, alerta Morey.
Luego sigue: “Yo creo que el miedo se perdió por ese agotamiento, sumado a que te dicen una cosa de un lado, otra cosa de otro. A veces hasta que la enfermedad no toca de cerca uno no toma conciencia, lamentablemente, no es lo mismo que nos pasa a nosotros que lo vemos a diario”.
¿Por qué representan un peligro?
El virus se reproduce con mayor potencia dentro de lugares cerrados. Así lo indicaron científicos y profesionales de la salud durante todos estos meses de pandemia; entre ellos, el infectólogo e integrante del comité asesor del Gobierno, Eduardo López, dijo a Clarín que «hacer una fiesta es tan peligroso como estar en un crucero”.
Incluso, el propio presidente de la Nación, Alberto Fernández, pidió responsabilidad a les más jóvenes en conferencia de prensa: “Es una zoncera reunirnos en fiestas electrónicas, cerradas y clandestinas. Todos extrañamos el asado con los amigos, jugar el picadito, pero no podemos, porque cada uno de esos encuentros es un riesgo enorme al que nos sometemos y al que sometemos al otro (…) Les pido por favor que nos ayuden, que la picardía de una fiesta puede ser un dolor de cabeza muy grande para muchos”.
¿Por qué es un peligro? Morey amplía: “En una fiesta clandestina, cumpleaños, lo que fuese donde hay reunión de personas, si uno está infectado el resto se va a infectar. El peligro no se puede controlar en un ambiente cerrado, mal ventilado, al compartir vasos o al tomar una bebida, no cumplir con el distanciamiento social, dejar de lado los cuidados”.
En Europa las reuniones clandestinas son motivo de rebrote de la enfermedad. Las cifras no mienten: según indicó el hospital universitario de Ginebra, Didier Pittet, entre el 40% y el 50% por ciento de los nuevos casos detectados en la segunda mitad de julio “estuvieron ligados a personas que frecuentaron discotecas y bares, locales para bailar o donde la gente está muy junta”.
En pleno verano, cientos de personas organizan reuniones en piletas, boliches y más como si el virus no existiera: desde las «free party» en París sin normas sanitarias a las fiestas rave ilegales en Inglaterra. Sarah Stalter, una estudiante suiza residente en Francia, estuvo presente en una de las fiestas: «Me importa un bledo, Por supuesto que este virus me asusta, pero tengo que disfrutar de mis 20 años», excusaba a The New York Times.
Frente a esto, en España las autoridades sanitarias anunciaron sanciones «más fuertes y rápidas», que en Baleares pueden alcanzar hasta 60.000 euros. Por su parte, en diferentes sitios aumentaron la presencia policial. A su vez, el director de emergencias sanitarias de la OMS, Michael Ryan, envió un mensaje que interpela directamente a la juventud: «Pregúntense: ¿realmente tengo necesidad de ir a esa fiesta?».
En nuestro país, al no cumplir la norma la persona podrá ser detenida, demorada o notificada e incluso aplicar el Código Penal, que en su artículo 205 indica que será reprimido con prisión de seis meses a dos años “el que violare las medidas adoptadas por las autoridades competentes, para impedir la introducción o propagación de una epidemia».
En algunas regiones se clausuraron locales o se implementaron multas, en el caso de La Plata donde los organizadores de un evento deberán pagar 133 mil pesos. Asimismo, Chaco busca implementar un «sistema de vigilancia preventiva» para frenar fiestas clandestinas, según anunció el gobernador Jorge Capitanich. En Mendoza proponen un mes de arresto por reuniones ilegales, medida que ya recibió media sanción en la cámara baja.
“Yo creo que las sanciones no son suficientes”, opina Morey y continúa: “Tiene que haber un apercibimiento mayor, pero no creo que se haya manejado de una manera correcta. Si hubiesen sido desde un principio más rígidas con respecto al cumplimiento de la cuarentena, por ahí hubiese sido más efectiva. Ahora es difícil combatirlo porque la cuarentena está entre comillas”.
De hecho, en el Día de la Sanidad, el personal sanitario hizo un pedido de ayuda para que «no termine de colapsar un sistema sanitario que ya está herido». Según la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), se registraron al menos 32.300 contagios y 110 muertes por Covid-19 entre los trabajadores de la salud en todo el país. “Va a llegar un momento en que el personal de salud va a estar más exhausto que ahora, esperemos que eso no suceda y que los casos no sigan creciendo”, dice Morey.
¿Cómo salir a la calle sin que represente un riesgo? “Podés ir a tomar aire, a caminar con un amigo, sentarse en el banco de una plaza. Hay muchas maneras de encontrarse con una vida cotidiana sin exponerse a un ambiente cerrado y de contagio”, explica la profesional.
Entre las últimas novedades, se encuentra la reapertura paulatina del Jardín Botánico y las Reservas Ecológicas Costanera Sur y Lago Lugano en Ciudad de Buenos Aires, la vuelta de bares y gimnasios en Rosario, o el furor por los autocines en diferentes puntos turísticos.
“Hay que tener siempre los protocolos sanitarios correspondientes, distanciamiento social, barbijo bien usado y lavado de manos, es fundamental. Y también algo que es muy importante es acudir a un centro de salud con los primeros síntomas, porque así puedes aislarte y evitar que el virus se expanda”, continúa.
Por todas estas razones es necesario pensarlo dos veces antes de ir a una fiesta o encuentro clandestino. Como resume Morey: “No estamos exentos de un rebrote. Lo importante es que la gente que quiera salir pueda hacerlo pero con cuidados. El virus está, y la única manera de prevenirlo está en cada uno”.