El 12 de julio comenzaron las vacaciones de invierno en Córdoba. Tal acontecimiento significó un importante movimiento turístico en la provincia, que se extenderá hasta el 25 y se traduce en mayor consumo y mejores ganancias para los comerciantes. Sin embargo, una familia que acudió a un restaurante en la localidad de Casa Grande no vivió una experiencia agradable.
La situación fue reflejada por un medio local, que compartió la queja de Florencia, oriunda de la Ciudad de Córdoba
La mujer relató que, tras recorrer el Tatú Carreta (emblemático zoológico cordobés), acompañada por su familia visitó una parrilla durante el almuerzo del domingo.
Tras analizar la carta junto a otros dos adultos (el grupo familiar lo completaban dos menores de 2 y 3 años), decidieron hacer el pedido. Pero lo extraño empezó después.
Cuando pidieron la cuenta para abonar y retirarse constataron que el precio final excedía los cálculos previos que habían realizado. Fue allí cuando Florencia comprobó que los montos no coincidían con los registrados en el menú. “Obvio que vimos la carta antes de sentarnos, pero los precios de la factura no coincidían con la carta y nos querían cobrar extras como $420 por agregarle crema a los fideos y otros $200 por la crema del flan”, reveló Florencia a La Estafeta.
La mujer llamó al encargado de “Parrilla El Bosque” y expuso su malestar tras chequear nuevamente el detalle de la factura: una porción de papas fritas a $530, dos promociones de parrillada -”seis cortes”- a $1160, dos empanadas a $260, un agua y una gaseosa a $940, una cerveza de litro a $820, dos milanesas a la napolitana con papas fritas a $2020, un plato de tallarines con crema a $950, un flan mixto a $460 y dos “bombón helado” a $620. El precio final era de $7760.
“Nos decían que las milanesas no venían con papas, pero en la carta figuraba con fritas. Más allá de que el monto final era una locura, lo cierto es que había precios que no estaban especificados en la carta. Nosotros habíamos hecho un cálculo previo para pagar unos $1200 por adulto y nos querían cobrar casi $2000”, explicó.
El reclamo devino en la contrastación de la cuenta con lo especificado previamente en la carta. Y allí nació un nuevo inconveniente: Florencia advirtió que se trataba de un menú diferente a la que habían accedido cuando arribaron al lugar.
“En plena discusión agarramos una carta, que estaba en la mesa de unos chicos que recién se sentaban, para compararla con la que nos dio el encargado. Nos dimos damos cuenta que tenía los precios que habíamos visto cuando pedimos la comida. Llegamos a la conclusión de que tenían dos cartas: una para cuando pedís y otra para cuando pagás”, continuó relatando.
Finalmente, tras la discusión, los turistas abonaron el ticket en relación a los precios que se encontraban en la primera carta. Esto se traduce en $5427, una cifra $2333 menor a la inicial.
Ante el medio cordóbes, la familia aseguró que realizarían denunciarán al restaurante ante Defensa del Consumidor.