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Facebook pagó una propina

SCaldia
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Se habla de una sanción “récord”, pero es una burla: la empresa facturó 55.838 millones de dólares en 2018, un 37 por ciento más que el año anterior. 

Los especialistas en Derecho suelen decir que el Código Civil y Comercial está hecho para que los ricos roben con impunidad, mientras que el Código Penal asegura que los pobres vayan presos. La serie documental “Dinero sucio” (“Dirty Money”), producida en 2018, es muy ilustrativa en este sentido. Cuando los directivos de las grandes corporaciones tienen que responder ante la Justicia o los gobiernos por grandes estafas, desfalcos, y delitos como lavado de dinero, actúan como niñas o niños traviesos ante padres indulgentes. “Prometo que no lo hago más, dicen”. Y se van, libres, luego de pagar una multa que les significa una propina. Si un pobre roba, en cambio, ciertos sectores de la población justifican, incluso, el linchamiento. 

El gobierno de EEUU aplicó este miércoles lo que los medios hegemónicos publicitaron con bombos y platillos como “una multa récord” de 5 mil millones de dólares a Facebook por violar la privacidad de sus usuarios y le solicitó, una vez más, después de tantas promesas incumplidas de parte de la empresa, nuevas restricciones para evitar robos de datos. 

Lo que los grandes medios no dicen es que se trata de un “récord” de burla y cinismo. Y una demostración más de que las corporaciones tienen más poder que los gobiernos. La cifra es apenas el 10 por ciento de lo que factura Facebook en un año.

Además, se firmó un nuevo acuerdo, otro más, sobre privacidad que incluye el control de un comité independiente a la junta directiva de la compañía de Mark Zuckerberg. La Comisión Federal de Comercio (FTC, por su sigla en inglés) señaló que la multa “fue la más grande dictada contra una empresa por violar la privacidad de los consumidores y una de las penas más grandes impuestas por el gobierno de EEUU por cualquier violación”.

“A pesar de las repetidas promesas a sus miles de millones de usuarios en todo el mundo de que podrían controlar la forma en que se comparte su información personal, Facebook socavó las opciones de los consumidores”, dijo el presidente de la FTC, Joe Simons.

El nuevo acuerdo firmado con Facebook establece un comité de privacidad independiente a la junta directiva de la compañía, “eliminando el control sin restricciones del presidente ejecutivo de Facebook sobre las decisiones que afectan la privacidad de los usuarios”, agregó la FTC.

No todos los miembros de la FTC estuvieron de acuerdo con la sanción, dos de los cinco integrantes disintieron: “El acuerdo propuesto, hace poco para cambiar el modelo comercial o las prácticas que llevaron a la reincidencia”, dijo el comisionado de la FTC, Rohit Chopra. “No impone cambios significativos en la estructura de la compañía ni en los incentivos financieros, lo que llevó a estas violaciones. Tampoco incluye restricciones a la vigilancia masiva o las tácticas de publicidad de la compañía”, añadió.

Por su parte, el abogado de Facebook, Colin Stretch, señaló que el acuerdo “requerirá un cambio fundamental” en la forma de abordar el trabajo “y asignará una responsabilidad adicional” a quienes desarrollan los productos en todos los niveles de la empresa.

En otro acuerdo con los reguladores del mercado de valores, Facebook acordó pagar una multa de 100 millones de dólares por hacer “revelaciones engañosas sobre el riesgo de uso indebido de los datos de los usuarios de Facebook” en el marco de uno de los tantos escándalos producidos por el robo y la venta de datos en el que se vio involucrada la red social. En este caso, la investigación sobre el secuestro de datos de Facebook por parte de la consultora política Cambridge Analytica.

Una sanción que es menos que una propina

Según informó el diario Ámbito Financiero el 31 de enero, Facebook incrementó su facturación un 37 por ciento en 2018 respecto del año anterior, hasta superar los 55.838 millones de dólares. El incremento se ubicó por encima de las expectativas del mercado, e hizo que las acciones de la compañía se disparen más de un 8 por ciento en Wall Street.

Según analiza la nota de Ámbito Financiero, se destaca principalmente el crecimiento de los ingresos por publicidad en teléfonos móviles, que representaron el 93 por ciento del total en el cuarto trimestre del año pasado, frente al 89 por ciento que supusieron en el mismo período del año anterior.

Respecto de los usuarios, la empresa tecnológica alcanzó los 1.520 millones de usuarios activos diarios a finales de 2018, un 9 por ciento más que un año antes. Su base de usuarios global (incluye no activos) se elevó a más de 2.200 millones.

Los ingresos por publicidad subieron 38 por ciento interanual entre 2018 y 2019, desde los 39.942 millones de dólares hasta los 55.013 millones de dólares. “Nuestra comunidad y nuestro negocio siguen creciendo”, declaró Mark Zuckerberg, fundador de la empresa, durante la presentación de las cuentas anuales de la compañía. Y destacó que Facebook ha cambiado fundamentalmente la manera en que se gestionan la empresas, centrándose en “grandes problemas sociales” e invirtiendo en la creación de “nuevas e inspiradoras fórmulas para que las personas conecten”.

Son ricos porque roban con impunidad

La sanción a la red social es el último capítulo de una larga saga que tuvo uno de sus puntos fuertes en marzo de 2018, pero hubo muchos otros. En esa entrega de la serie que podría titularse “Facebook hace lo que se le canta”, se reveló que, una vez más, la red social más famosa del mundo hizo un uso indebido de los datos de sus usuarios y violó las políticas de seguridad que se había comprometido a cumplir tras el anterior escándalo, ocurrido en 2011.

En esa oportunidad, las acciones de la red social, que llegaron a cotizar a más de 185 dólares hasta el 16 de marzo de 2018, se desplomaron a 156 dólares. Pero luego la firma se recuperó y hoy tiene ganancias récord y paga multas que son moneditas mientras sigue haciendo lo que se le antoja.

Facebook vendió datos personales de millones de estadounidenses, con fines políticos, al equipo de campaña de Donald Trump, a quienes apoyaron el Brexit en el Reino Unido, y a otros dirigentes de derecha y ultraderecha.

La filtración de los datos de los usuarios supuso una violación a la privacidad de Facebook, con graves implicancias en la política de EEUU, teniendo en cuenta que Trump había contratado los servicios de la consultora británica durante su campaña de 2016 y que Cambridge Analytica habría utilizado un software para engañar a los usuarios de la red social y luego influir en la decisión de los votantes.

Pero además del robo de datos, está la cuestión de las noticias falsas y la manipulación. Accionistas de Facebook demandaron a la empresa en San Francisco por haber hecho “afirmaciones objetivamente falsas y que llevaban a error” sobre su política de privacidad. Y el cofundador de WhatsApp, Brian Acton, se sumó públicamente a una campaña para que las personas borren sus cuentas de Facebook. WhatsApp es propiedad de Facebook desde 2014, cuando la red social invirtió 22 mil millones de dólares para comprar el servicio de mensajería.

En términos políticos, el denominador común en este caso es que toda la maniobra fue perpetrada a favor de posiciones políticas de derecha, es decir, grupos y dirigentes que apoyan la xenofobia, el odio social y el rechazo a la inmigración, entre otros clásicos de la agenda reaccionaria.

En junio de 2016, el equipo de campaña de Trump contrató a la empresa Cambridge Analytica y pagó más de seis millones de dólares por sus servicios, que consistían en ofrecerle millones de datos personales de usuarios de la red social con fines electorales.

Entre los inversores de Cambridge Analytica están el ex estratega jefe de Trump y ex jefe de su campaña electoral en 2016, Steve Bannon, y un destacado donante republicano: Robert Mercer.

El engaño consistía en una aplicación que ofrecía un servicio de predicción de la personalidad con fines académicos, que fue descargada por unos 270 mil usuarios de la red social. Estos dieron su consentimiento para que la aplicación accediera a su información personal y a la de sus contactos, algo que estaba permitido por Facebook.

De esta manera, cualquiera que completaba la encuesta abría la puerta de acceso a los datos de en promedio unos 160 usuarios más, con lo que el universo alcanzado por la aplicación se amplió a casi 87 millones de personas, entre ellos 70 millones de estadounidenses. Estos datos se usaron para desarrollar un software para predecir las decisiones de los votantes estadounidenses e influir en esas decisiones.

El 10 de abril de 2018, el fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, se presentó ante el Senado de EEUU: fue otro ejemplo de cómo el poder político trata con guantes de seda a las corporaciones y sus directivos. 

Zuckerberg se hizo responsable, dijo que se equivocó, pero la sesión se pareció mucho a un sainete cuando se negó a revelarles a los senadores, por ejemplo, dónde se alojaba, o con quién chateaba. El hombre responsable de robar y vender los datos personales de 87 millones de personas no está dispuesto a revelar información básica al Senado de EEUU.

Como en la serie “Dinero sucio”, lo que queda claro es que las corporaciones son las que tienen el poder. Se jactan de ello y se burlan incluso.

“Eso fue un gran error. Fue mi error”, dijo. Zuckerberg, al comparecer como testigo en una sesión conjunta de los comités de Justicia y Comercio del Senado. 

Los senadores de ambos partidos cuestionaron al fundador de Facebook sobre temas como la privacidad de la información, la desinformación y la injerencia de los rusos. Los legisladores exigieron detalles acerca de cómo la red social recolecta y usa los datos de los usuarios y exigieron garantías de que se implementarían grandes mejoras en la protección de la privacidad de los usuarios. Y la corporación sólo responde con promesas sobre el bidet y unas pocas moneditas.

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