Deepfakes – Este fenómeno ha llevado a un análisis profundo sobre cómo las herramientas tecnológicas pueden ser utilizadas para perpetuar la violencia de género y la desinformación. En este artículo, exploraremos las implicaciones de estas tecnologías, centrándonos en el concepto de deepfakes y su impacto en la sociedad.
La licenciada en Comunicación Social e investigadora en comunicación y género Victoria Batiston encabezó una charla en la Biblioteca Sarmiento, con motivo del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Este evento se centró en la violencia digital, los deepfakes y cómo estas tecnologías amplifican desigualdades que afectan especialmente a mujeres, niñas y diversidades.
El impacto de la tecnología en la violencia de género
Durante la charla, Batiston subrayó que la violencia no es un fenómeno nuevo, pero la tecnología ha cambiado radicalmente su forma de manifestarse. En el pasado, un acosador podía seguir a su víctima en la vida real; hoy, ese hostigamiento se ha trasladado a plataformas como WhatsApp y redes sociales, multiplicando su alcance y efectos devastadores.
Los deepfakes, una tecnología que utiliza inteligencia artificial para crear contenido falso, representan una nueva herramienta de acoso. La especialista enfatizó que, aunque el contenido sea fraudulentamente creado, el daño psicológico que provoca puede ser muy real. Por ejemplo, el caso de San Jerónimo Sud es un claro ejemplo de esto: un hombre falsificó imágenes de más de 80 mujeres y las distribuyó, causando un daño irreparable en una comunidad pequeña donde todos se conocen.
Un marco legal insuficiente para la protección de las víctimas
Batiston destacó que la legislación actual no está a la par con la rapidez de la evolución tecnológica. La justicia, en muchos casos, sigue utilizando leyes obsoletas para abordar delitos que no existían en su forma actual. El uso de figuras legales tradicionales, como injurias o daños, para tratar casos de deepfakes es un claro indicador de esta deficiencia.
En 2023, Argentina aprobó la Ley Olimpia, que incluye la violencia digital como una forma de violencia de género. Aunque esta ley permite medidas cautelares para la eliminación de contenido dañino de plataformas, no abarca todas las situaciones que enfrentan las víctimas. Esto plantea una pregunta crítica: ¿cómo pueden las leyes evolucionar para abordar la complejidad de los nuevos tipos de violencia?
Además, la violencia institucional es un obstáculo significativo. Muchas víctimas enfrentan un segundo nivel de violencia cuando buscan justicia, ya que el Estado aún no está preparado para lidiar con estas nuevas tecnologías. Sin embargo, la reciente propuesta de reforma constitucional en Santa Fe incluye temas como derechos digitales y protección de datos, lo que podría ser un paso hacia políticas más efectivas.
Grupos más vulnerables: ¿quiénes están en la línea de fuego?
La investigadora también abordó cómo la violencia digital afecta de manera desproporcionada a ciertos grupos. Algunos de los más afectados incluyen:
- Adolescentes: En varias escuelas secundarias, se han reportado casos de estudiantes que crean y difunden deepfakes de compañeras, exacerbando el acoso escolar.
- Periodistas: Mujeres en medios digitales son blanco de ataques constantes, incluyendo la creación de deepfakes como forma de desprestigio. Un ejemplo notable es el caso de la periodista Julia Mengolini, quien ha enfrentado hostigamiento digital por sus opiniones.
- Figuras públicas: Aquellas con alta visibilidad en línea son más susceptibles a ser víctimas de esta nueva forma de violencia.
Estos ejemplos ilustran cómo los deepfakes no solo son herramientas de desinformación, sino también armas de acoso que pueden tener repercusiones devastadoras en la vida de las personas. La violencia digital se convierte en un fenómeno que puede desestabilizar comunidades enteras, especialmente en contextos donde la reputación y las relaciones interpersonales son cruciales.
La alfabetización digital como herramienta de defensa
Frente a este panorama, una de las soluciones propuestas por Batiston es fortalecer la alfabetización digital entre jóvenes y adultos. Esto incluye educar sobre el uso responsable de las tecnologías y la identificación de situaciones de riesgo en el ámbito digital.
La Defensoría del Público ha emitido recomendaciones para abordar la violencia digital de manera informativa y responsable. Entre estas se encuentran:
- No revictimizar a las personas afectadas en las coberturas mediáticas.
- Proteger la privacidad y los datos personales de las víctimas.
- Evitar titulares sensacionalistas que pueden exacerbar la situación.
- Promover la inclusión de editoras de género que supervisen el tratamiento informativo.
Batiston observó que, mientras muchos medios están reevaluando sus enfoques sobre estos temas, aún persisten coberturas que pueden empeorar la situación. La responsabilidad de los medios en la difusión de información precisa y respetuosa es fundamental para crear un entorno digital más seguro.
El futuro de la regulación y la protección digital
A medida que la tecnología avanza, es crucial que la legislación y las políticas de protección evolucionen en paralelo. La creación de leyes específicas que aborden directamente los deepfakes y otras formas de violencia digital es fundamental para salvaguardar los derechos de las víctimas.
En este sentido, la cooperación entre instituciones, organizaciones de derechos humanos y el sector tecnológico será vital para desarrollar estrategias efectivas que prevengan el uso indebido de la tecnología. Esto incluye la promoción de:
- Investigaciones sobre el impacto social de las nuevas tecnologías.
- Programas educativos que fomenten la crítica y el análisis de la información digital.
- Iniciativas que protejan la privacidad y los derechos de los usuarios en línea.
En un mundo donde la tecnología sigue redefiniendo las interacciones sociales, es fundamental estar alertas y actuar para mitigar los riesgos que surgen de su mal uso. La educación, la regulación adecuada y la responsabilidad social son claves en esta lucha contra la violencia digital.












