Sin embargo, es evidente que las autoridades municipales no están tomando medidas efectivas para abordar esta crisis. Basta con dar un breve paseo por la ciudad para ver el estado de abandono de los terrenos baldíos, las cunetas desbordadas y algunos parques barriales en condiciones deplorables.
Las estadísticas de dengue que conocimos la semana pasada ya son cosa del pasado, pero la epidemia continúa su imparable escalada y afecta ahora a casi el 80% de la población. Muchos están sufriendo las consecuencias, algunos con síntomas graves y otros con suerte experimentando solo molestias leves. Sin embargo, la indiferencia de las autoridades ante esta situación es preocupante.
Las tareas de la salud
La estrategia adoptada por el hospital local para manejar este brote se centra en un enfoque de Diagnóstico Clínico Epidemiológico. Este método permite a los profesionales de la salud identificar casos mediante la observación de síntomas que apuntan a la enfermedad, procediendo de manera similar a cómo se manejaron los diagnósticos durante la pandemia de COVID-19. Esta aproximación considera a aquellos con síntomas característicos del dengue como casos confirmados sin necesidad de pruebas adicionales.
No obstante, se ha establecido que únicamente ciertos grupos, como mujeres embarazadas, personas mayores de 65 años, niños y aquellos que sufren de enfermedades crónicas, serán sometidos a análisis clínicos específicos para confirmar el diagnóstico de dengue.
Esta situación pone de manifiesto la urgente necesidad de acciones preventivas y de control para mitigar la propagación del dengue en San Cristóbal, especialmente en momentos donde el sistema de salud se enfoca intensamente en la identificación y el tratamiento de los casos más vulnerables.
La responsabilidad del Municipio
La posibilidad de que el mosquito transmisor del dengue, el Aedes aegypti, se reproduzca en la ciudad aumenta con la presencia de espacios abiertos que no se limpian. Principalmente terrenos baldíos, plazas o cuadras con el pasto alto; el clima cálido y las lluvias pueden contribuir a la cría del insecto y a que el virus se propague con una picadura.
Más allá de la necesidad de que cada vecino higienice su casa, la limpieza de los espacios públicos es fundamental si se quiere prevenir el avance de la enfermedad. El descacharrado de los elementos en desuso que puedan acumular agua y la fumigación de estos espacios son prioritarios.
Sin embargo, existen muchos lugares en la ciudad que necesitan de una especial atención en materia de mantención, ya que por sus características resultan ideales para el desarrollo del mosquito.
