El sábado 17 de mayo de 2025 quedará grabado como una fecha crítica en la agenda climática argentina.
En distintos puntos del país se vivieron fenómenos meteorológicos extremos que, más allá de su espectacularidad, evidencian una problemática urgente: el cambio climático ya no es una amenaza futura, es una realidad presente.
Buenos Aires bajo el agua
La provincia de Buenos Aires volvió a sufrir la furia del agua. Calles convertidas en ríos, viviendas anegadas, transporte público paralizado y cientos de vecinos evacuados fueron el saldo de una jornada marcada por la desesperación.
Las lluvias no dieron tregua y el sistema pluvial colapsó, dejando a miles de personas sin respuestas rápidas por parte del Estado.

Rosario: una pedrada fuera de temporada
En Rosario, el día se transformó en caos cuando una intensa pedrada cubrió techos, autos y veredas, sorprendiendo a vecinos que no esperaban un fenómeno así en pleno otoño. El granizo cayó con fuerza y causó importantes daños materiales, además de dejar en evidencia la falta de previsión frente a eventos climáticos extremos.
Mendoza: viento, agua y apagones
Mientras tanto, en Mendoza, un temporal de viento y lluvia provocó caídas de árboles, cortes de luz y calles intransitables. La combinación de ráfagas intensas y lluvias persistentes generó temor entre los residentes, muchos de los cuales se quedaron sin suministro eléctrico durante horas.
Bariloche nevada en mayo
Y en Bariloche, en un escenario más propio de julio que de mayo, la nieve comenzó a cubrir la ciudad. Si bien la postal fue celebrada por algunos, para otros fue motivo de preocupación: ¿es normal una nevada de esta magnitud en esta época del año?
Los expertos lo dicen claro: no es sólo una nevada temprana, es una señal del desequilibrio climático.
Ya no es casualidad: es consecuencia
El mensaje que dejaron estos cuatro eventos no puede ser ignorado. No es coincidencia. No es azar. Es consecuencia.
El planeta está reaccionando, y la crisis climática ya no se puede esconder detrás del término «mal tiempo». Las acciones humanas están acelerando un cambio que afecta cada rincón del país, desde la llanura bonaerense hasta la cordillera andina.
¿Seguiremos ignorando las señales?
Los especialistas lo repiten desde hace años, pero el 17 de mayo fue una advertencia visible, tangible, ineludible.
El clima nos está hablando. La pregunta es: ¿Vamos a escucharlo o a seguir mirando para otro lado?