Denuncias de abuso en un jardín, Un grupo de padres del Jardín de Infantes N 9 de la Ciudad de Buenos Aires se reunió este martes frente al edificio ubicado en Darragueyra 2300, barrio de Palermo, para pedir acciones contra la maestra que fue acusada de abuso sexual con acceso carnal contra sus alumnos de 4 años.
Dulce y Wilmer, padres de una de las supuestas víctimas, contaron al canal C5N cómo fue enterarse de lo que ocurría en la sala de su hija. Habría otras dos docentes vinculadas al caso.
Denuncias de abuso en un jardín
«Me entero el día jueves por una mamá del jardín que le manda (un mensaje) a otra mamá del jardín diciendo lo que el niño le dijo: que había un juego de bajarse los pantalones. Entonces obviamente se alarmó toda y a ella le pareció raro. Pero el niño le dijo que era un juego y que la maestra se había equivocado», relató la madre.
«Después ella avisó al grupo y empezamos a investigar qué había pasado. Yo el sábado hablo con mi nena y le pregunto qué había pasado, que me contara el ‘secretico’ de la maestra porque ya ella ya me había dicho cuál era el secreto«, siguió. La estrategia funcionó y la criatura se sintió en condiciones de relatar cómo era la dinámica de la clase.
«Entonces le digo que me cantara la canción, cuál era el baile de la canción entonces ella me dice que ‘se mueve la colita y se baja el pantalón y la bombacha’ y cuando le pregunté si la maestra no la retó me dijo que lo que hizo fue reírse«, agregó la mujer.
La nena también contó que la maestra los «lleva a la biblioteca» para darles «caramelitos y tortas», cuando en el jardín no se puede dar tortas ni caramelitos fuera del comedor, como apuntó su madre. Dulce también se refirió a las otras posibles víctimas de abuso sexual.
«Hay otros casos más fuertes, hay un audio que dice que le daba helado a un niño» a cambio de someterlo a un abuso sexual agravado, señaló.
«Mi hija no me dice que la tocó precisamente, pero viene arrastrando un problema desde Salita de 3 con la misma maestra, que pidió que la dejaran con los mismos niños«, reveló Dulce, quien también recordó una semana este año en la que le «costó ponerle la ropa» a su hija y aún más difícil fue dejarla en el jardín de infantes porque lloraba cuando antes se quedaba sin problema.
En esa semana la maestra le dijo a Dulce que no permitiera que su padre la llevara al jardín porque la nena se sentía más protegida por él y por eso luchaba el doble para no quedarse en la escuela.
Wilmer, el padre de la nena, explicó: «Mi hija llegaba al jardín y se orinaba. Teníamos que traerle ropa. Pensamos que era porque estaba dejando los pañales y ahora nos damos cuenta de que venía arrastrando esta situación».
Las autoridades del Jardín de Infantes No 9 de Palermo se comunicaron con Wilmer y Dulce para preguntar si había algún problema en su hogar que pudiera estar afectando el control de esfínteres de su hija, pero los padres no supieron qué contestar. Pero con las acusaciones de abuso sexual en frente, la pareja cree que era la escuela el origen del malestar.
«También estaba rebelde, hoy en día no quiere venir al colegio tampoco», agregó.
Fernando, padre de otro de los alumnos de la «sala del problema», como llamó al curso afectado, dijo que su hijo tomó parte del «baile siniestro este».
«Me lo contó. Todavía no lo vio un médico como para decir si sufrió abuso, pero yo creo que sí», agregó el hombre, quien ya está en la búsqueda de un nuevo jardín de infantes y decidió no mandar más a su hijo al Jardín de Infantes No 9 de Palermo.
Fernando no recordó un «episodio raro» en particular que le diera la pauta de un posible abuso sexual, pero recordó que su hijo «había superado el tema de ir al baño solo, el comportamiento estaba bien… Hasta que en un momento se revirtió todo: empezó a portarse mal, se hacía pis encima, estaba agresivo».
«Nos llamaron del colegio para decirnos que tenía atitudes agresivas hacia las maestras. Que se escondía abajo de las mesas, no quería hacer actividades, nosotros no sabíamos por qué. El jueves recibimos este comunicado de una de las mamás que habló con su hijo y le contó y lo empezamos a preguntar a mi hijo también, y nos confirmó que había un juego, una ‘mentirita’, en el que les hacía bajar los pantalones a él y a otros chicos más», recordó.
Según las denuncias, la docente les cantaba una canción para que se sacaran la ropa y entonces cometía los abusos sexuales.
«Hay un secreto entre la seño y nosotros que no se lo podemos contar ni a mami ni a papi», les cantaba la mujer.
Además, la denunciada había instalado un sistema de premios y castigos a las víctimas si hacían lo que ella pedía.
Los menores también expresaron que, cuando ocurrían los abusos sexuales, dentro del aula había otras personas con celulares.
El encuadre legal en principio es por “abuso sexual triplemente agravado” por ser menores de edad, por ser con acceso carnal y por ser la denunciada quien estaba a cargo de los menores.