Agustina Ávila se quedó sin obra social al cumplir 21 años y su familia se endeudó en 85 mil pesos. «Quiero ayudarlos a pagar lo que deben», confiesa.
Un día Agustina Ávila ingresó a la guardia por una consulta sobre un dolor, quedó internada en observación tres días y finalmente en el mes de junio fue diagnosticada con cáncer.
«En ese momento tenía obra social, me hice todos los estudios: era un cáncer muy avanzado e inoperable que afectaba varios órganos -cuello uterino, útero, ganglios, vagina-. Me dicen que me tenía que hacer quimioterapia, braquiterapia y radioterapia», comenzó explicando Agustina.
«Dentro de la radio me recomiendan unos rayos que son más caros que los que cubre la obra social y como la diferencia era muy grande no me los aprobaron, pese a que los médicos hicieron varios informes solicitando que tomen mi caso. A todo esto ya habían pasado 4 meses y yo estaba con hemorragias constantes, con anemia, no había morfina que valiera para calmar los dolores corporales. Así que dijimos bueno, vamos con los otros rayos», continuó.
«Cuando finalmente la obra social dice que me va a autorizar el tratamiento cumplo 21 y me quedo sin obra social».
«Ahí tuvimos que empezar a ver cómo hacíamos para pagar todo. Mi hermana consiguió la mitad de la plata, prestada obviamente, así que una parte quedó paga. Faltan aproximadamente 65 mil pesos y me quiero hacer cargo, por eso busco trabajo».
El pedido de Agustina Ávila se hizo viral y en los comentarios le sugirieron que deje un CBU pero ella comentó que no quiere donaciones ni caridad, sino un empleo.
«Es que mi mamá tuvo que dejar de trabajar para cuidarme a mí y ahora está desempleada. Así que esta sería una manera también de darle descanso a ella que ha dejado todo de lado para estar conmigo», cerró.
Finalmente dijo que se sentía cómoda en atención al público, bares…o bueno lo que sea, «me adapto fácilmente».
«En diciembre me van a decir qué reacción tuvo el tratamiento a mi diagnóstico. Si se encapsuló o tengo que seguir», aclaró.
