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Asesinaron a Julio… el pibe de las picadas

SCaldia
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Julio Cabal tenía 29 años y fue asesinado este martes 17 de septiembre en un asalto en la fiambrería, Almacén del Norte, ubicada en Urquiza y Salta. Era el pibe que con una sonrisa eterna dibujada en la cara nos traía las picadas al Club de la Tarde en Aire de Santa Fe.

El asesinato de Julio no es uno más … al menos para mí. Ayer cuando contábamos ese otro muerto en el departamento La Capital, el número 68 en lo que va del 2019 sentí mucho hartazgo. Con el correr de las horas cuando lo identifiqué, me sentí peor. ¿Sabés quién es Julio? El pibe de las picadas de Almacén del Norte, me dijo alguien. En ese momento me desmoroné, no se bien explicar por qué.

A Julio lo veía los jueves en la puerta de la radio, siempre sonriente, con ese aura positivo que tienen las personas especiales. Era entre rubio y coloradito, tenía una onda muy particular para vestirse y cuando tocaba el portero para dejarnos la picada que compartíamos los jueves con los muchachos de la peña… lo observaba. No se porqué, lo veía a mi hijo León en el futuro. Claro, León es pelirrojo e irradia esa misma energía positiva. Lo veía como proyectado en esa persona.

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Es confuso explicarlo todo porque estoy espantosamente acostumbrada a contar muertos, víctimas de la inseguridad y sin embargo, con Julio Cabal algo se rompió y esta mañana cuando me desperté entendí todo. Julio era el de las picadas del Almacén, tenía 29 años, amaba la vida y hoy toda una familia lo llora, todo un barrio entre clientes y vecinos lo recuerda como una persona amable, con la que se podía hablar de todo. Un pibe sencillo.

Julio… es el pibe de las picadas, Cecilia era la enfermera del Cullen, Horacio era el parrillero de Blas Parera y Fernando Rodríguez era el taxista amigo de sus colegas. Esa es la explicación de mi ruptura emocional. Los muertos, son gente común: parrilleros, comerciantes, tacheros, remiseros. Gente que muere injustamente por la desidia, el abandono, por años de sectores excluidos de la sociedad , por políticas inexistentes o cuanto menos desacertadas.

No dejo de preguntarme cómo habrá tomado la noticia la madre de Julio. ¿Cómo enfrenta una madre la puta muerte de su hijo?¿Cómo se levanta al otro día sabiendo que le arrancaron un pedazo suyo? Con el inexorable pensamiento de  que junto a un hijo fallecen proyectos, ilusiones, sonrisas, momentos. ¿Cómo hace una madre para vivir privada para siempre de acariciar esa piel y dejar de sentir ese olor adictivo que emana de la piel de tu hijo: esa personita que desde siempre estuvo ligada a vos física y emocionalmente?.

No tengo ninguna respuesta para esas preguntas. Sólo el enorme deseo de no ser. Me resisto a ser una madre sin hijo, no es la ley natural enterrar hijos. Me resisto a pensar en una sociedad como ésta… tan desalmada y cruel. Me resisto a dejarle estos restos de nada a mis dos hijos. Basta de hijos muertos.

El era Julio Cabal… un amante de la poesía

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