El dólar, la inseguridad, la inflación, los cambios de gobierno, una realidad que puede poner en riesgo la salud.
A pesar de lo que comúnmente se cree, no se puede vivir sin estrés. El estrés es tan necesario para vivir como respirar. Pero, entonces por qué si es tan necesario hace mal y puede causar enfermedades como infartos, ACV, y tanto más.
Lo cierto es que el estrés es una respuesta desarrollada hace decenas de miles de años para hacer frente a las amenazas que acechaban al ser humano primitivo. Esta respuesta incluía un repertorio de signos como aumento de pulsaciones y de la presión, disminución del flujo de sangre a las vísceras, mayor flujo de sangre al cerebro y mayor atención, entre otros.
En esa época casi todas las situaciones peligrosas que generaban estrés implicaban un daño físico. En cambio, hoy nos estresan situaciones como la inseguridad, el maltrato físico, el bullying; pero también otras no físicas como la sobreexigencia laboral, las presiones en el trabajo, la inflación, el riesgo país, el dólar, la soledad, la discriminación, el aislamiento, el no tener trabajo, y tanto más.
El punto es que nuestra mente no está preparada para afrontar todas las situaciones que hoy nos estresan. La persona que está muy estresada pierde la capacidad de discernir entre el estresor “real” del “no real”, es decir lo que puede realmente dañarnos y lo que no. Peor aún, pierde la capacidad de darse cuenta de qué es lo que realmente le hace bien. Y muchas veces termina buscando soluciones en placebos, como el consumismo, el alcohol, las drogas o el cigarrillo.
BUSCAR EL EQUILIBRIO
Es aquí donde se hace necesario buscar recursos que nos permitan volver a encontrar un equilibrio interno, la paz. Desde luego, no podremos cambiar todo lo que nos hace mal; en algunos casos lo haremos y en otros deberemos aprender a transitarlos.
Resulta fundamental estar atentos a sus signos de alerta. Cuando nos sentimos agobiados, cansados, que no podemos salir, que perdemos el control de lo que estamos haciendo, y estas sensaciones permanecen en el tiempo, nos enferman
Advierte el doctor Julio Giorgini, médico cardiólogo y miembro de la Fundación Cardiológica Argentina (FCA).
En una interacción cotidiana hay tres sistemas que están en alerta: uno es el sistema nervioso, otro es el inmune y el tercero es el hormonal (que descarga el cortisol, hormona del estrés).
“Si vivís alguna situación de estrés o sos muy autoexigente, el sistema nervioso reacciona teniendo una frecuencia cardiaca muy alta, la presión arterial aumenta, el sistema inmune se empieza a defender y el sistema hormonal empieza a liberar cortisol; todo esto funciona como una olla a presión que en algún momento estalla y enferma. Ahí aparecen los problemas cardiovasculares, cerebrales, infarto de miocardio”, detalla el experto.
Existen formas de aprender a sobrellevar mejor el estrés y bajar sus niveles. En ese sentido, el doctor Jorge Tartaglione, médico cardiólogo y presidente de la FCA, recomienda:
- Aprender a decir que no y no sobrecargar la agenda.
- Disfrutar el ocio recreativo, de no hacer nada.
- Focalizar en una sola cosa para hacer, aprender a priorizar y diferenciar lo urgente de lo importante.
- Potenciar los lazos afectivos. Las personas con una buena red de contención social se enferman y mueren menos.
OTROS BUENOS RECURSOS
La actividad física regular es un recurso excelente para disminuir el nivel de estrés; caminar, trotar, correr, andar en bicicleta o bailar. También, lo es el yoga, además de las actividades que se puedan hacer en grupo, que permitan socializar, siempre y cuando se tomen como algo recreativo
En esta misma línea, mucho se ha hablado del Mindfulness como herramienta para lograr la paz y tranquilidad interior. Esta práctica, que tiene como concepto estar atentos “aquí y ahora”, se logra a través de la práctica formal de la meditación. “Meditar 45 minutos, 20, 10, lo que se pueda; con el tiempo se va logrando estar más tranquilo. Este método implica experimentar, relacionarnos con cada cosa que hacemos; así se podrá reconocer que dentro de cada día complicado, estresante, hay muchas situaciones que son agradables, reconfortantes, llenas de amor”, añade el cardiólogo.
“La alimentación también es una parte muy importante para manejar el estrés. Una alimentación saludable, con muchas frutas y verduras, pocas harinas y grasas saturadas, abundante hidratación, colabora a disminuir el nivel de estrés. Es fundamental hacer del momento de comer no hacerlo de manera apurada. La OMS recomienda comer al menos 5 días a la semana frutas y verduras, y de 4 a 5 porciones de frutas y verduras por día”, subraya por su parte Tartaglione.
El sueño también es una manera de darnos cuenta que nuestra relación con el estrés no es buena. No es normal no poder conciliar el sueño de manera crónica. Al respecto, los profesionales remarcan que es muy importante comenzar por una correcta higiene del sueño: cenar liviano, evitar utilizar dispositivos electrónicos, ni TV, redes sociales, no tomar café, evitar realizar actividades que te ponen nervioso antes de ir a dormir.
Está demostrado que dormir menos de 6 horas aumenta el riesgo de eventos cardiovasculares
Por último, enfatizan que la consulta a tiempo con un especialista debe ser siempre tenida en cuenta cuando vemos que no se logra estar mejor y es necesario otro tipo de tratamiento.