En su declaración, el intendente dispara: “Que un concejal al que se le paga un buen dinero por mes, esté pensando en esa tontería, simplemente por hacer algo, en vez de ponerse a trabajar en serio por la gente que lo votó”. Pero, ¿a qué se refería exactamente Andreychuk?
Lo que está claro es que Andreychuk se encuentra molesto, y no es difícil entender por qué. El concejal Martino ha expuesto una serie de irregularidades en su gestión que, hasta ahora, el intendente no ha podido desmentir. La tala indiscriminada de árboles en el paso a nivel norte, la venta de bienes municipales sin la aprobación del concejo, facturas millonarias pagadas a un estudio contable de otra ciudad, y la contratación de familiares de funcionarios y concejales oficialistas son solo algunas de las denuncias que pesan sobre el ejecutivo municipal. Y, por más que Andreychuk intente descalificar a su opositor con comentarios peyorativos, lo cierto es que los hechos parecen darle la razón a Martino.
Martino podrá tener sus detractores y sus defensores. Algunos lo considerarán arrogante, mientras que otros lo verán como un hombre comprometido. Pero quienes siguen la política local con atención saben que, al menos en este caso, Martino no está mintiendo. Las denuncias que ha realizado son serias, y lo que incomoda verdaderamente a Andreychuk no es el concejal en sí, sino que no ha podido refutar ninguna de las acusaciones.
Si a esto le sumamos las amenazas a periodistas por parte de funcionarios municipales, las promesas de campaña que han quedado en el olvido, y proyectos faraónicos que no son más que montones de tierra sobre tubos de cemento, el panorama es desalentador. El gobierno local parece estar acorralado por sus propios errores y vacíos de gestión, y un intendente nervioso es la imagen que refleja su falta de respuestas.
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El enojo de Andreychuk es entendible, pero en lugar de atacar a sus críticos, debería enfocarse en dar explicaciones a la ciudadanía. La realidad es que estamos ante un ejecutivo sin ideas, carente de soluciones, y con un intendente que, lejos de brindar liderazgo, solo muestra su frustración frente a un creciente cúmulo de problemas que no sabe resolver.
