Rodrigo De Paul Tendencia en Twitter, El seleccionado argentino goleó a Emiratos Árabes Unidos, al término del primer tiempo, en Abu Dhabi en el último amistoso previo al Mundial de Qatar 2022 con goles de Julián Álvarez (16m.), Ángel Di María (24 y 35m.) y Lionel Messi (44m.)
Rodrigo De Paul Tendencia en Twitter con Lionel Messi
Para entender la relación entre Lionel Messi y Rodrigo De Paul es necesario viajar al inicio del ciclo de Lionel Scaloni como entrenador de la Selección. Allí está el disparador del hilo conductor. El DT fue ayudante de Jorge Sampaoli en el Mundial de Rusia y luego tímidamente anunciado como interino para reorganizar un plantel que no tenía recambio generacional y un grupo de estrellas agotadas que conformaban el círculo rojo. Como cabeza de grupo, le dio “descanso” a todos y comenzó a citar a muchos de los que hoy están en Qatar, pero que entonces no contaban con experiencia.
Con un grupo de “nuevos” que conformaban el núcleo de Scaloni, la selección empezó a tomar forma y, a cuenta gotas, comenzaron a regresar los apellidos de peso. Messi, con Mundiales y récords en el lomo, volvió a ponerse la celeste y blanca y se metió en un grupo que hacía sus primeros palotes en la Selección. Para la mayoría, no había finales perdidas, ni “cuentas pendientes”.
El capitán argentino era una deidad sin la red de confianza que conocía sus hábitos y humores. A De Paul lo tenía apenas de vista. Lo cruzó por primera vez en una cancha: una foto antes de un Valencia – Barcelona los retrató y Rodrigo la publicó en sus redes sociales como un sueño cumplido. ¿Cómo no se iba a animar a pedirle una foto, si apenas un año antes –con 19 recién cumplidos- le había pedido a su técnico en Racing el dorsal número 10?
Con el mismo ímpetu, rompió el hielo cuando Messi le dijo a Scaloni que estaba preparado para retomar su participación con el seleccionado. La llegada del crack del Barcelona representaba en el resto de los convocados, una sensación nueva. Messi estaba con ellos, era un compañero. Pero no sabían cómo tratarlo.
“Una tarde, después de un entrenamiento vi que se fue caminando, no se quedó con nosotros. Pensé que algo podía haberlo fastidiado, entonces me fui a duchar, después subí a las habitaciones y armé el mate. Habían pasado 40 minutos, así que le toqué la puerta: ‘¿Vamos a tomar mate y a jugar un truco?’”, cuenta que le propuso. “Dale”, le contestó Messi. Así rompió el hielo y empezó una relación.
“Con el tiempo vas entendiendo los momentos, cuándo sí, cuándo no, todos tenemos problemas: que te llaman tus hijos, que te extrañan, cualquier cosa puede pasar. Nos entendemos mucho desde ese lado y por eso la relación que tenemos”, explicó De Paul muchos años después de aquel momento fundacional en una entrevista con Star+.
Esa costumbre, es un sello. “A la mañana nos levantamos muy temprano y siempre tomamos mate. Aunque otro se levante antes, no puede venir, hay que respetar la costumbre. Empezamos Leo (Messi), Papu (Gómez), yo, después aparece Fide (Di María), después Lea (Paredes), Gio (Lo Celso) y último Nico Otamendi. Tiene que ser ese el orden. Si uno se levanta a las 8 de la mañana porque no puede dormir, bueno, hace otra cosa. Hay un orden de llegada”, completó en la misma entrevista.
“El gil de Rodrigo”
Lo del mate es fundamental. El descaro de De Paul, también. El mediocampista de Atlético Madrid cuestionó públicamente el don de Messi como cebador. “¿Es verdad, Leo, que no sos buen cebador de mates?”, quiso saber el periodista Sebastián Vignolo en una entrevista. «El gil de Rodrigo me mató diciendo que hacía mates malos», respondió la Pulga, dejando en evidencia la confianza entre ambos.
«El enano mejoró mucho. Antes se cansaba un poco, no le daba tanta dinámica. Entonces un día le dijimos con el Papu: ‘¿Y, Leo? Hoy te haces esos lavaditos’. Ahí medio que se fastidió. Pero, desde ahí, terrible los mates», contó entre carcajadas De Paul, en otra entrevista que le dio a Germán Paoloski.
“Le digo El Pequeño, a veces. Es una persona normal. Sí es verdad que mueve un montón, pero a él le gusta que lo trates así, que lo jodas, sentirse en un lugar donde pueda ser él, Leo, y no Messi. Igual Hoy creo entenderlo y no lo jodo tanto. Hay momentos que entiendo que hay que dejarlo un rato solo”, admite De Paul.
La amistad, a esta altura, parece ser entrañable. Pero no quita la ascendencia que La Pulga tiene sobre el grupo. Es el capitán, pero también el mejor jugador del mundo y el dueño de la última palabra. Cuando la Argentina le ganó a Brasil la final de la Copa América en el Maracaná, fue de Paul el que comenzó una arenga de tribuna con los brasileños como destinatarios.
En medio de los festejos, de la euforia por levantar por primera vez una copa con la selección mayor, no sacó de eje al 10. “Brasilero, brasilero”, empezó a cantar de Paul y antes de pronunciar la siguiente estrofa, Messi lo miró, meneó el índice izquierdo y le dijo, tajante, “no, no”. Suficiente para que De Paul cerrara la boca. Amigos son los amigos, pero el liderazgo, no distingue amistades.
