Los latidos del corazón se disparan, una terrible opresión en el pecho te sofoca poco a poco, el aire que entra en los pulmones parece no ser suficiente, la vista se nubla, la boca se seca, te hormiguean las piernas, tienes náuseas. Sí, estás viviendo un ataque de pánico.
Ataque de pánico
La Asociación de Ansiedad y Depresión de América explica que los síntomas de un ataque de pánico aparecen de manera abrupta e intensa. En tan sólo unos minutos estos malestares pueden ser tan profundos y exacerbados que la persona puede sentir que sufre un ataque cardíaco, que está a punto de desmayarse o incluso morir.
Los ataques de pánico aparecen inesperadamente. No es necesario que estés en un estado de estrés, ansiedad o peligro para que sufras un ataque de este tipo. Desafortunadamente, pueden ocurrir incluso cuando estás calmado.
¿Qué hacer si tengo un ataque de pánico?
Experimentar un ataque de pánico puede ser aterrador y en muchas ocasiones es muy complicado dejar de prestar atención a los síntomas que te están tirando al piso y hacen sentir que mundo se cierra.
No obstante, existen estrategias con las que poco a poco puedes enfocarte en el presente y evitar que tu mente se centre únicamente en la opresión, taquicardia, náuseas y demás señales de dolor, miedo y malestar que reinan en tu cuerpo.